EL
LAVADERO
Raúl
D. Domínguez
Han trascendido los
miedos en medios, cuartos en casas de cambio y en la bolsa de valores, al
conocerse cómo era en su juventud Rogelio Ortega Martínez, gobernador interino
de Guerrero, originario de Taxco, politólogo sexagenario con doctorado de la
Universidad Complutense de Madrid.
En los años 70's
Rogelio era conocido como Camilo en una organización guerrillera maoísta,
encubierta como Asociación Cívica Revolucionaria, que en esos años secuestró al
rector de la Universidad de Guerrero, Jaime Castrejón Diez, originario de
Taxco, concesionario del manantial Peña del Águila y empresario embotellador de
agua, quien acaba de vender su marca de bebida Yoli a Coca Cola Company, en 850
millones de dólares.
En el año 1974, Camilo
y quinientos guerrerenses acusados de subversivos, fueron retenidos sin orden
judicial e interrogado con energía por el gobierno local de Israel Nogueda
Otero, al involucrarlos en el secuestro del senador Rubén Figueroa Figueroa, a
quien el Ejército Federal rescató justo
en el término legal para que fuese electo gobernador de Guerrero.
Y en una acto de
justicia poética, en 1975 el duro gobernante Figueroa hizo que el desaparecido
Ortega fuera devuelto a su madre la profesora rural Rosaura Martínez; y Rogelio
fue amnistiado junto a Jesús Herrera Vélez, Salvador Flores Bello, Heriberto
Noriega Cantú y otros guerrilleros arrepentidos; años más tarde, el ombudsman
Jorge Carpizo localizó con vida a 350 de aquellos 500 desaparecidos.
Pero no se crea que el
actual gobernador interino se arrepintió, nos revela el columnista Raymundo
Riva Palacio que aquel politólogo guerrerense se involucró con guerrillas
sud-americanas, como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, pues,
según documentos decomisados a las FARC en 2008, Ortega recibió dinero para
secuestros y les ofreció un pago de 100 mil dólares por sus apoyos para ser
rector de la Universidad de Guerrero; en esos documentos confiscados por el
pentágono de los Estados Unidos, se establece la relación de Rogelio con el
Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente, que opera en Guerrero desde
1997; o sea, el viejo insurgente Camilo es un sujeto señalado como vínculo
orgánico del ERPI con la guerrilla colombiana, que se considera como “terrorista” por el gobierno
norteamericano.
Por su parte, el otrora
secuestrado rector Castrejón Diez no solo resultó empresario millonario, sino
culto y fino político que llegó a ser alcalde y diputado por Taxco, que también
colaboró con el gobierno federal como director general de desarrollo político
en la secretaría de gobernación, al lado de Fernando Gutiérrez Barios y Arturo
Núñez Jiménez; y en su natal Guerrero, ahora Jaime es mencionado como posible
candidato independiente a gobernador, el 6 de junio del 2015; y qué ironía, de
triunfar, sucedería a su paisano Ortega; simpáticos y paradigmáticos casos del
síndrome de Estocolmo.
Dadas las experiencias
narradas por este columnista guerrerense -casi mágicas por las desapariciones y
las apariciones de sus paisanos- resulta lógico suponer que, de un momento a
otro, serán presentados con vida muchos de los normalistas desaparecidos el 26
de septiembre en Iguala, sobre todo por el llamado del gobernador interino a la
narco-insurgencia, pues, incluso Rogelio Ortega le ofrece ser intercambiado por
ellos.