Rogelio Faz/Cartas desde Chicago. El Partido Acción Nacional (PAN) de México, de ideología conservadora, se está desquebrajando en lo político y en lo moral. Sumándose a los problemas graves que aquejan al país: corrupción, violencia e impunidad.
En lo político demostró su incapacidad en la administración pública desde la Presidencia hasta municipios. Y lo segundo, la degradación moral en algunos de sus miembros, desde militantes hasta simpatizantes. Que no es exclusivo de este partido.
El PAN ya no solo se identifica por sus principios, la fe o temor a Dios, que una vez despertaron la ilusión de un México democrático, sino en intereses particulares ajenos al bienestar general. El espíritu que dicen tener para servir al prójimo, se reduce a la conveniencia de mantenerse en la institución que les da poder y privilegios bajo la sotana del partido.
El resultado es un PAN dividido, que para ganar o recuperar espacios políticos se cubren o descubren sus cochineros que resuelven con rencillas internas que son públicas. Y en lugar de ser los redentores del país son parte de la descomposición social.
Entre más se rasca más se sabe de situaciones que muestran su corrupción y depravación interna. Incluidos los escándalos de índole sexual, que pudieran ser entendidas y hasta aceptadas por una parte de la sociedad debido a que todos tenemos algo de corrupción y adicción al sexo, diría Tiger Woods. Pero como sucedió con el caso más reciente, el panista Hemes Yahir Chacón Flores, a quien acusan de tener miles de imágenes de pornografía infantil en su computadora, no es más que una muestra de la degradación. Y lo agravan con fiestecitas intimas con complicidad colectiva, y no una acción fortuita o individual.
Así como se le exige a la Iglesia que delate y entrega a sus miembros pervertidos para que sean juzgados por leyes civiles, así también el PAN está obligado a expulsar a sus demonios si quieren recuperar credibilidad como opción política, ya que los partidos surgidos tras la apertura “democrática” mexicana, resultaron en un fiasco tenebroso y criminal.
Empeoró cuando el PRI soltó a sus demonios después de décadas de prostitucionalidad. No obstante vuelve a ganar la “confianza” de la feligresía desilusionada de los redentores. Además, un PRD inmerso en lo mismo o peor, que necesita prácticamente un exorcismo. Dígase Guerrero o Michoacán; un grado de perversidad que hacen ver a los demás como casos menores.
En el PAN no se han jalado tanto la hebra de la sotana porque se deshilachan, solo cuando se balconean entre sí por ambiciones políticas. Están en el sendero equivocado y un ejemplo de ello es el ex panista Francisco Solís mejor conocido como Pancho Cachondo, que se lucia con mujeres y otras cositas del “short time lover”, no para encaminarlas por el sendero del bien como dictan los principios cristianos, o por amor al prójimo. Sino porque al gordacho, bonachón y cachondo le gustaba la vida impúdica. Llegó a posar desnudo luciendo toda su menudencia tapándose solamente el pene con un logo del PAN. Y como sucede en la Iglesia Católica con el problema de la pederastia: “son casos aislados”.
Otro suceso pecaminoso es el llamado “dipu-tables”, donde se aprecia en un video a miembros de la más alta cúpula panista en plena parranda colectiva bebiendo y bailando con chicas del tacón dorado como si fueran unos jovencitos en busca de nuevas experiencias. ¡Ah! Pero solo fue de entrada por salida (¿?) según el diputado Alejandro Zapata “zapatable” Perogordo. O el dipu Luis Alberto “realdance” Villareal, entonces coordinador parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados, más preocupado por quien fue el judas que en la falta cometida. Y es que cuando se quieren extender los límites de la moralidad es porque se quieren justificar las propias acciones.
‘Haiga sido como haiga sido’, así fuera un convivio privado con invitadas especiales para desahogarse de las tensiones legislativas, o una vendetta del ex presidente Felipe “manos limpias” Calderón tras haber perdido el control del partido, la verdad es que todos podríamos, en diferente medida, estar infectados del ébola de la corrupción.
No podemos poner a todos los panistas en un mismo costal porque sería injusto y, eso, ni Dios lo perdonaría. Pero ellos mismos para no infestar a la sociedad y para que no acaben recibiendo proyectiles como le sucedió al representante moral de un partido que se dice del pueblo, PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, el PAN no debería esperar a que la justicia divina haga su función, sino a aquí en la Tierra y en las entrañas del infierno de su partido denuncien a sus pecadores y los hagan pagar su penitencia en la penitenciaría. O tendremos que deducir que se está erigiendo otro partido que bien podrían llamarse Partido de Erección Nacional Entertainment, PENE.(entresemana.mx)