Después de casi un mes de estar en
significativo movimiento de protesta, los jóvenes del plantón de la Diana,
aceptaron las opciones ofrecidas por el rector de la UAGro, Doctor Javier
Saldaña Almazán, en lo que se reconoce como un triunfo de la razón, contra la
cerrazón, y la lucha estéril de supuestas fuerzas externas a la universidad.
De esta manera el viernes pasado en
son de triunfo el rector de la máxima casa de estudios de Guerrero, levantó los
brazos acompañado de estudiantes que
en ese momento aceptaban el ofrecimiento universitario. Así cerca de una
treintena de paristas aceptaron
integrarse a otras unidades académicas del área de la salud, al estar
institucionalmente cerradas las posibilidades en Medicina, Enfermería y Odontología.
Así el movimiento iniciado al pasado
23 de agosto, por unos cincuenta rechazados, movimiento que por momentos rozó
los linderos de la sinrazón y la intolerancia gracias a factores no
institucionales, y que apuntaba a “sobre calentar” el ambiente y además de
contaminarse con otros sectores radicales, logró de manera firme y con el uso
de instrumentos racionales acotar dicha
protesta de manera pacífica y elocuente.
Los alumnos en protesta, hoy estudiantes universitarios, aceptaron
integrarse a otras unidades académicas
del área de la salud, incorporándose de inmediato a las mismas, menos a
Medicina, piedra angular del movimiento estudiantil.
Durante este lapso el rector doctor Javier Saldaña Almazán
fue tachado cuando menos de intolerante, cuando su quehacer fue y ha sido la de contener
críticamente las sombras de una universidad Pueblo para convertirla en una de
las mejores universidades del país, y como el mismo lo ha expresado…”somos la
universidad más grande del país, y la que menores subsidios recibe”. Aun así,
el rector se ha dado a la tarea a pesar de un movimiento que no “lo dejaba ni
dormir”, de colocar a la UAGro, como
miembro número 30 del Consejo de
Universidades de México, CUMex.
Institución que alberga, sólo a lo más prestigiado de las instituciones de
educación pública en el país.
Atrás se quedó la Universidad Pueblo,
hoy se forja una universidad a la altura
de las circunstancias por las que transita el país, acorde a las reformas de
gran calado que el gobierno federal a ha llevado y lleva a cabo.
Sin desviarse un momento del mandato
del H. Consejo Universitario, el rector
Javier Saldaña, señaló que para poder poner fin al movimiento, el acuerdo se realizó
con los jóvenes, abriendo el diálogo directamente con ellos, pues la líder que
encabeza el movimiento Margarita Martínez García “no permitía que los muchachos
tomarán una decisión por su propia cuenta”.
La Rectoría abrió los espacios –que
de hecho siempre existieron-, a los jóvenes pero además les ofreció condonarles
la inscripción, becarlos siempre y cuando mantengan en el transcurso de sus
estudios un promedio mínimo de ocho e
inscribirlos en el CELEX para que inicien su preparación en el idioma inglés,
entre otros beneficios.
El movimiento que estuvo a punto
de rebasar los causes originales y
contaminarse por la sinrazón de factores ajenos a los universitarios como los
que esgrime la supuesta líder del movimiento Margarita Martínez García,
quien ha caminado anteriormente en más de u n partido político, y que durante
el movimiento mostro una actitud “castrante e intolerante” con los estudiantes que mostraron en todo momento
la fuerza de sus intereses sanos
transparentes, ajenos a cualquier intromisión de carácter ideológico
partidista.
Aun así el rector subrayó que él sigue abierto al diálogo con los jóvenes que
siguen aún en protesta pero que de ninguna manera va a dialogar con
Margarita Martínez.
Los días fueron aciagos durante el
largo y hoy fructuoso diálogo, pláticas que duraron varios días de desacuerdos,
rupturas y sin sabores, hasta que los
“muchachos” fueron persuadidos a que aceptaran el ofrecimiento, pues lo más
importante es que se preparen.
Prepararse si, en una Universidad que
tiene los ojos, la misión y la visión
puesta en el futuro, donde por las reformas de gran calado llevadas a cabo por
el gobierno federal, necesita la UAGro, adecuar sus programas, sus planes de
estudio a las necesidades del despegue de esas reformas de gran calado. La tarea no es fácil, pero la
solución del plantón de la Diana, como otras adversidades resueltas ha mostrado
que el camino tomado es acertado.