martes, 10 de enero de 2012

TERCERA VIA. CNDH "HISTORIA JAMÁS CONTADA" Ernesto Rivera Rodriguez

No existe un solo guerrerense sea “tiro o troyano” que este de acuerdo en lo más mínimo con el “Informe Preliminar de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos,” CNDH, sobre el desalojo a balazos y levantamientos de estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, del pasado 12 de diciembre del 2011. Informe que deja muchas interrogantes, y esta lejos de dejar satisfechas las demandas sociales e institucionales sobre el evento que tiene al estado de Guerrero, su gobierno y la sociedad en su conjunto de cabeza, en la más grande de las incertidumbres, y a un paso de la ingobernabilidad y con los costos políticos inimaginables que ya carga
En otro sentido pero con la insensibilidad que lo caracteriza,  el vocero del gobierno del Estado, Arturo Martínez Núñez, y vocero de la Operación Guerrero Seguro, sigue con el certero guión de que el “aumento de muertes en Acapulco no significa el aumento de violencia”, y que todo esta controlado, por lo que quisiéramos saber donde estudio “maquillaje” para entender lo que hay debajo de esas declaraciones y encontrar la verdad, esa verdad que el mismísimo presidente de la CNDH, Rafael Plascencia Villanueva, a pretendido escamotear, con un pronunciamiento escandalosamente neutral, anodino y sin ninguna fuerza determinante en un asunto que tiene al país consternado, y este burócrata de cuello blanco, como si “se sacara un conejo de la manga” ha pretendido vender “cuentas de vidrio” en medio de un lodazal de inconmensurables proporciones que tienen en jaque a las instituciones políticas, judiciales y educativas de Guerrero.
Como trivia semanal, el vocero del estado de Guerrero, parecería que lo que hace es leer las cartas a sus pocos invitados a desayunar,  por el rumbo de Plaza Bahía, “tirar el huesito” y empujar su palabrería llena de barbaridades, ante sus sorprendidos, boquiabiertos y selectos invitados, que todo lo creen y que están muy por fuera de la realidad que se abate sobre Acapulco, dejándose llevar por las engañosas apariencias de los protocolos demagógicos, que llaman a la hilaridad y la desmesura, dadas sus infantiles cuentas, muy cercanos a los hermanos Grimm, que a la tozuda y terca realidad que nos invade y atropella día con día.   
Sin tomar en cuenta a los “leales bufones”, de todos los tamaños que en lugar de ofrecer soluciones inteligentes y viables para resolver este grave problema, en lugar de pontificar las virtudes excelsas de su jefe político, léase Aguirre Rivero, y “besarle los pies”, “servirle de trapo para que se limpie el sudor y se limpiarle el moco”, “ponerse de tapete para que no pise el charco”, y no servirle de “prole paulinista”, Aguirre Rivero, no tiene  uno que le genere ideas que tanta falta le hacen en este momento, cuando por timidez, falta de productos de gallina –deberían de pedirle unos cuantos al pollo Granda-  Plascencia Villanueva, consejeros y especialistas, los dejo vivos, y no se quiso manchar las manos con decisiones que hubieran marcado historia a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, no únicamente con señalamientos, y si no para que tiene y de que le sirvieron los supuestos 186 videos que declaro que utilizaron para la investigación, los miles de soportes que utilizaron en la investigación. Luego entonces por qué no aportó inéditos señalamientos sobre los sujetos que actuaron, federales, estatales y municipales  que dispararon, que patearon a los estudiantes, que incendiaron la bomba de gasolina, que alteraron el lugar de los hechos, que levantaron a los estudiantes, que sembraron las armas, que obstruyeron la procuración de las investigaciones, que mintieron, que dijeron verdades a medias o mentiras sin comprobar.
 Todo fue un endeble montaje televisivo, desde el Teatro Blanquita,  cuan “Cien mexicanos dijieron”, aquí no fueron cien, solo vasto uno, Plascencia Villanueva, para mandoblar las exigencias de una sociedad, que como la guerrerense esta urgida de definiciones torales, que no convoquen a malinterpretaciones, que dejen las decisiones a medias tintas, y que dejen de ofrecer resoluciones mediocres,  tibias, neutras, con más lagunas que un cerebro esclerótico, y menos agallas que las que ha mostrado, sólo por su cuenta el procurador guerrerense con licencia, Alberto López Rosas, y todo el material que también ofrecieron los estudiantes de Ayotzinapa, a quienes también pese a sus rufianes actitudes no están exentos de la aplicación de la justicia. Email: gernestorivera@gmail.com