Moisés Sánchez Limón |
En
lo personal he admirado la carrera deportiva de Ana Gabriela Guevara Espinoza,
pero me quedó una imagen de ella en actividades políticas cuando, en aquellos
días del oropel foxista, acudió a un acto encabezado por Vicente Fox y la
señora Marta Sahagún en Ciudad Obregón, Sonora. Entonces, junto con otros
colegas consideré que la velocista se sumaría a las filas del PAN.
Pero
no. Algo ocurrió después de ese año, 2001, porque se vinculó a Andrés Manuel
López Obrador y, en 2009, fue nominada por el PRD a jefa delegacional en Miguel
Hidalgo. Luego se convirtió al petismo y, por el Partido del Trabajo, es
senadora plurinominal en la LXII Legislatura Federal; se imaginó elemental
designarla en la presidencia de la Comisión del Deporte, pero...
Cosas
de la veleidad política: la designaron presidenta de la Comisión de Asuntos
Migratorios, instancia legislativa desde la que opina lo mismo de cuestiones
laborales, educativas, migratorias y hasta deportivas. ¡Faltaba más!, para eso
es representante popular, aunque no se sometió a las urnas, sino al reparto de
escaños en la Cámara alta.
Hay
que recordar que la señora senadora no ganó el oro en los Juegos Olímpicos de
Atenas 2004; se alzó con la plata en los 400 metros. ¿Será por eso que de
pronto se ha vuelto severa crítica de los deportistas mexicanos, en especial de
los futbolistas?
Ana
Gabriela puede decir y criticar lo que le venga en gana. Tiene fuero y, por
ende, no puede ser reconvenida por expresar sus ideas, aunque dichas en público
y en un medio de comunicación de alta audiencia, implican el imperativo de ser
acompañadas de pruebas, nombres y apellidos. Lo contrario tiene implicaciones
de impunidad; es decir, aunque la demanden está a salvo de responder ante una
autoridad jurisdiccional.
Sin
duda, hablar de corrupción en el futbol profesional es perogrullada. Todo el
mundo tiene por lo menos indicios de que los partidos de primera división
tienen tufo a tongo, como las peleas de box. Pero la medallista se fue al plano
internacional y eso tiene sus bemoles; por de pronto despierta interés el
conocimiento que demuestra de arreglos en esferas del olimpismo, en el ámbito
del balompié.
En
una entrevista concedida, en Los Ángeles, California, a los conductores y
comentaristas deportivos de Nación ESPN, David Faitelson y Adriana Monsalve,
restó valor a la medalla que los chamacos de la Sub 23 ganaron en los Juegos
Olímpicos de Inglaterra 2012. Y denunció y acusó:
"Se
acomodan las cosas. Se va España, se va Argentina, se cae Nigeria, se cae Gran
Bretaña, todos los países que pensaba que podrían haber peleado por las
medallas y llega un Brasil, pues muy endeble; las cosas se acomodan y
finalmente se logran, te repito es una medalla que importa para el país, pero
no tiene el arrastre y tampoco tiene la provocación que nos puede decir, a
partir de esta medalla se puede detonar, se diluyó...
"El
futbol es un negocio en México, nunca se va a comparar a un atleta del resto de
los deportes con el futbol. A los futbolistas les ponen todo y es diferente. A
mí no me satisface el hecho, digo, es una medalla de oro que no tengo, pero
México si verdaderamente hubiera esa contundencia, tuviera esa fuerza pues
empiezas ganando desde el primer partido y México brincó la tablita de chanfle,
como dijo 'Chespirito', no fue contundente. Muchos pensaron que se iba a caer
en el segundo partido, sufrieron para pasar el tercer partido, no fue una
selección contundente como aquella que vimos de Nigeria en el 2000, no fue como
la Argentina del 2008".
Y
luego el ingrediente personalísimo: "No va existir otra Ana Gabriela
Guevara, no va existir otra Lorena Ochoa". Fuero e impunidad. ¿Alguien
protestará? ¡Sopas!Digo.