La invención de la imprenta
en realidad es un mito; lo que inventó Johannes Gutenberg (1398-1468) fue una
máquina para falsificar manuscritos, aseguró hoy aquí el escritor argentino
Federico Andahazi (1963). El autor afirma que el alemán pertenecía a un grupo
de estafadores que reproducían en dos horas libros que requerían hasta dos años
de trabajo, nunca supo el alcance de su invención.
En entrevista, a propósito
de su más reciente publicación titulada «El libro de los placeres prohibidos»,
el autor egresado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires, reveló que
quien es considerado como el padre de la imprenta y su máximo difusor cuando
corría el siglo XV, en realidad nunca lo fue.
Según Andahazi, esta
historia de Gutenberg es un caso verídico, del cual tuvo acceso a los
documentos de la época en los que se enjuició por ello.
«Esto es verídico y se
encuentra reconstruido con documentos, incluso, viajé a Alemania y Berlín y
pude ver los documentos de esos juicios a los cuales fue sometido Gutenberg, lo
que sucede es que este personaje se convirtió en un héroe nacional alemán y es
difícil bajar de los pedestales a los héroes», declaró.
«De hecho quien hace el
negocio, es uno de los secuaces de Gutenberg, uno de ellos de nombre Fusts, que
en realidad se trataba de un banquero quien puso el dinero y otro más un
artesano, que inventó las leyes de la tipografía moderna; eran tres genios que
pensaban que eran simples estafadores y que no supieron el alcance de esta
invención», señaló al tiempo que aclaró que esta historia es «poco conocida».
Además, dijo que un
manuscrito en aquel entonces, llevaba mucho tiempo de trabajo, unos dos años,
de tal manera que era un tesoro y valía lo mismo que una casa lujosa en
cualquier ciudad europea. Es decir, era muy poca la gente que tenía acceso a
los manuscritos.
«De tal manera que
Gutenberg, en solo dos horas con el invento de su máquina, podía fabricar ese
mismo libro que llevaba hasta dos años de trabajo; pero además era imposible
notar la diferencia entre un libro manuscrito y uno impreso», señaló. escritor
comentó que la iglesia que en aquella época encarnaba al poder, estaba
consciente del peligro al cual estaba enfrentando con esta máquina.
«Porque si se masificaba
esta máquina para falsificar manuscritos, si se convertía en lo que finalmente
se convirtió: la imprenta, se harían masivos la Biblia y otros libros
sagrados».
«Pero el verdadero temor de
la iglesia es que tuvieran que masificarse todos los libros prohibidos, entre
ellos, el ‘libro de los placeres prohibidos', que era un libro cuya existencia
estaba en duda pero, que la propia iglesia señalaba que si se masificaba,
estaríamos frente al Apocalipsis», indicó.
Bajo el sello Planeta, en
«El libro de los placeres prohibidos», al autor argentino cuenta que en el
Monasterio de las Adoratrices de la Sagrada Canasta, un extravagante y
lujurioso burdel a las orillas del Rhin, el habitual regocijo ha dejado lugar a
un silencio compacto.
Zelda, una de las más
antiguas y requeridas de las místicasconsagradas a la práctica de «los placeres
prohibidos», ha sido desollada viva y el terror se ha apoderado de todas sus
compañeras; y esto, se convierte en una serie de cruentos y misteriosos
asesinatos.
«La obra está estructurada
como un thriller, una novela policial pero que transcurre en la Edad Media en
1554, en una época que para mí fue una bisagra en la historia de la humanidad,
que fue el momento de la aparición del libro impreso».
«El lector se encuentra al
comienzo de la novela con un homicidio, asiste al asesinato de una presunta
prostituta y descubre que el homicidio es uno en la serie, que existe alguien
que está matando a las prostitutas del lujurioso burdel a las orillas del Río
Rhin, en Alemania», dijo.
Andahazi refirió que en ese
mismo momento tiene lugar un juicio a uno de los estafadores más grandes de
toda la historia de Occidente y nos enteramos que el hombre que está siendo
acusado en un juicio no solo de fraude y asesinato; se trata del propio
Gutenberg.
«Lo que busco en esta
historia es que el lector se sumerja en la Edad Media, en el pasado; me parece
que el más placentero de todos los placeres es la lectura y lo que me propongo
entonces con este libro es que el lector sepa la historia de Gutenberg, y que a
partir de ahí, disfrute este libro», concluyó. Notimex