Markus
Manfred es el nombre del profesor. De edad indefinida, coordinador de un
programa de intercambio entre una universidad alemana y UCLA. Decidido a
aprovechar este viaje de un mes por tierras californianas y con afán
exploratorio se arriesgó a visitar México el fin de semana. El término
arriesgar viene de los consejos de muchos de sus conocidos en Los Ángeles, que
desaconsejaban su visita a un país salvaje y violento.
Por
supuesto que dado su temperamento pasó esos consejos por alto. Quería
aprovechar el tiempo. Por azares del destino me tocó ser su compañero de viaje.
Empezamos nuestra conversación justo después que el autobús en el que
viajábamos de Ensenada aTijuana se descompusiera. Al retraso de una hora experimentado
se sumó la infernal línea para cruzar a los Estados Unidos de los domingos en
la tarde.
La
conversación quizá fue mas reveladora para él que para mi. La espera de tres
horas para cruzar se convirtió en una oportunidad de intercambiar puntos de
vista entre un habitante de un país del primer mundo, resurgido de sus cenizas
después de la segunda guerra mundial, y un habitante de un país que pudiera ser
del primer mundo pero que se ha pasado autoboicoteándose toda su historia.
Hablamos
sobre todo de narcotráfico, pobreza y educación. Lo primero que me sorprendió
fue su absoluta fluidez en inglés. Me dijo que en Alemania el inglés es
obligatorio siete años, que de hecho, uno de los requisitos para ingresar a la
universidad es un examen avanzado de inglés que dura unas seis horas.
Me
escuchaba incrédulo cuando le decía que en México un profesor podía retirarse
después de 28 años de servicio (en el caso de las mujeres) con una excelente
pensión. Esto es, si ingresabas al sistema a los veinte años, a los cuarenta y
ocho te retirabas ganando buen dinero. Una carga excesiva al erario ahora que
la expectativa de vida se ha incrementado.
Le
dije que no era exclusivo de los maestros, que gracias a la fuerza de los
sindicatos muchos accedían a este tipo de beneficios.
El
me dijo que en Alemania no importa lo que hagas la edad para el retiro es de 67
años.
También
le sorprendió muchísimo el saber que los estudiantes van muy pocas horas a la
escuela. Me preguntaba con insistencia sobre lo que hacían los niños y jóvenes
en la tarde. Le dije que por lo regular nada. Que la educación no era una
prioridad para el gobierno. Como especialista en temas de educación corroboró
mis afirmaciones,diciéndome que a él le había tocado ver los resultados de las
evaluaciones de los mexicanos y que siempre eran de las más bajas.
Acerca
de la pobreza me dijo que se veía que México iba avanzando por lo que tuve que
darle un baño de realidad. Más de cuarenta millones de mexicanos en pobreza
extrema, dije —define pobreza extrema— me atajó.—Vivir con menos de dos dólares
diarios— contesté.
Por
supuesto que su cara demostraba perplejidad. No podía entender porqué el
gobierno no atacaba el problema de frente. Le expliqué el asunto del
clientelismo. Al gobierno le conviene que haya pobres. A mayor pobreza mayor estado. Mayor oferta de
servicios para los pobres. Para un europeo de un país desarrollado, esto es
absolutamente ridículo. Le recordé que los mexicanos hemos sido el hazmerreír
del mundo inclusive en su país.
Luego
tocamos el tema del narcotráfico. La percepción en Europa es que la violencia
ha venido a la baja. Le contesté que no había nada más falso. Que era solo que
la narrativa oficial había cambiado. Ahora el narcotráfico ya no era noticia de
primera plana. Que esa era la razón por la cual se percibía en Europa que el
asunto se estaba controlando.
Que
somos un país muy dado a las mentiras. Que todos los gobiernos mienten según su
conveniencia. Creo que aclaré algunos puntos con el profesor. Le dije que no se
sorprendiera de no ver miseria por doquier en Baja California. Que después de
todo el turista,por naturaleza buscará lo llamativo del país que visita. Y la
pobreza y la miseria no son llamativas. No a primera vista.
Son
parte del paisaje. A menos que afeen el centro de la ciudad. Entonces la
miseria brillará por unos momentos. Lo que nos tome abusar de los miserables,
para que luego vuelvan a ser invisibles.
El
profesor quiere volver. Le sorprende muchísimo este asunto de la desigualdad en
nuestro país. Prometió pedir un par de meses de vacaciones, para conocer México
de verdad.
El
México de a pie. No el de las bonitas
cifras que vende el gobierno.
Imagino
que para el europeo común México no deja de ser un misterio. Sobre todo porque
es considerado un país de muchísimos recursos pero pésimamente administrado. En
eso estuvimos totalmente de acuerdo.
En
fin. Al menos pudo ver un poco más allá de la superficie. De eso se trata.