El desarrollo económico de más de 5 millones de
guerrerenses, estimado para los próximos 50 años, dependerá en gran medida de
la disponibilidad de agua potable en la cuenca del Río Papagayo.
JUAN MANUEL MILLÁN |
Su afluente caudaloso que se mantenía casi
permanente, imponente y limpio durante el periodo de lluvias, ya no es una
garantía para los próximos años, por los efectos provocados por la
deforestación en la zona boscosa donde se encuentran los borbollones que
alimentan el caudal.
El parámetro para medir las condiciones técnicas de
disponibilidad del vital líquido en la cuenca del río, se realiza en cada
periodo de estiaje y sus resultados son negativos y preocupantes; pero no son
un secreto, los tiene disponibles la CONAGUA y la CAPAMA, pero simplemente a
las autollamadas organizaciones defensoras del medio ambiente o partidos
ecologistas, no les preocupa la deforestación ecológica en la zona de la
Providencia y Omiltepec, por donde nacen esos importantes borbollones que bañan
la cuenca.
Y es que la disponibilidad de agua potable para los
próximos años, no solamente es una prioridad para que se continúe atendiendo el
turismo que visita al puerto de Acapulco, el cual depende en más de un 95 por
ciento del Río Papagayo y escasamente de la deteriorada tubería del manantial
El Chorro.
Los municipios colindantes de Juan R. Escudero, San
Marcos, Coyuca de Benítez y Chilpancingo, ya recienten los efectos del cambio
climático y cada vez son más las toneladas de piedras y lodo que se desgajan de
los cerros, como ocurrió con los lluvias del año pasado.
Independientemente de que sea viable o no el
proyecto hidroeléctrico de La Parota, que a raíz de la detención del vocero de
la CECOP, Marco Antonio Suástegui, volvió a tocarse como una posibilidad de
inversión de la administración federal; lo cierto es que a pesar de la apertura
del sistema de agua potable en Lomas de Chapultepec, con mil 500 litros por segundo, la carencia del
vital liquido en las colonias del antiteatro y parte media del puerto de
Acapulco, casa vez es más recurrente.
Por otra parte, el alcalde de Acapulco, Luis Walton
Aburto no ha dado muestras de querer atender la problemática de la red de agua
potable, como se lo pidió el presidente Peña Nieto, luego de destinar
importantes recursos para la recuperación del sistema dañado por las tormentas
Manuel e Ingrid.
Tampoco se ha fajado los pantalones para atender la
problemática social en los Bienes Comunales de Cacahuatepec; y como en todo
asunto delicado que ocurre en Acapulco y se pone en juego su imagen, se deslinda argumentando que no le
corresponde.
El señor Walton ya está en campaña política, sobre todo los
fines de semana y sería inútil pensar que pronto toque el tema; por ejemplo,
sobre el establecimiento de una tarifa justa, que le permita a la CAPAMA dejar
de depender de otras instancias de gobierno para su subsistencia, lo que
asegura que dejará una bomba de tiempo a la siguiente administración municipal.
Lo cierto es que durante los 4 meses de estiaje, son
intensas y permanentes las maniobras para acercar el escaso “arroyito” del Río
Papagayo, hacía la bocatoma de CAPAMA, mientras que en los aproximadamente 5
meses de la temporada de lluvias, la turbiedad no permite potabilizar el agua
en la planta de El Cayaco, de manera que se limitan las operaciones de los
sistemas Papagayo 1, Papagayo II, y actualmente al sistema Lomas de Chapultepec.
Por lo pronto, el desarrollo económico de Guerrero,
está sujeto al capricho de un pequeño grupo de chantajistas, como el vocero de
la CECOP, y en un futuro muy inmediato, los actuales sistemas operativos
podrían resultar insuficientes para abastecer la creciente demanda del puerto
de Acapulco.
Es necesario que los aspirantes a la presidencia
municipal de Acapulco, se comprometan a entrarle al proyecto que le permita al
puerto garantizar el agua potable, al menos, para los próximos 50 años, y
presentar a la ciudadanía un plan para atender las deficiencias del organismo operador del agua potable.
En tanto se decide sí es viable o no el proyecto de
inversión de la presente administración federal en “La Parota”; es conveniente
conformar una comisión ciudadana que defienda los intereses de las familias de
los Bienes Comunales de Cacahuatepec, buscando el pago de una indemnización
justa, y que se garantice, entre otras cosas, la disponibilidad del agua,
generación de energía eléctrica, empleos y el desarrollo de proyectos
ecoturísticos en esa zona, para los próximos años.