domingo, 1 de junio de 2014

Entresemana PAN, ¿más de lo mismo? Moisés Sánchez Limón

¿Tiene derecho Gustavo Enrique Madero a avasallar a sus derrotados malquerientes? La manera en que sembró, en la contienda por la presidencia nacional del PAN, al calderonismo encabezado por el senador Ernesto Cordero y socios, no fue del todo real, es decir, el panismo no se volcó en respaldo a su reelección.
Pero Madero anda lo que sigue a la soberbia triunfalista, actor de una comedia que corre el riesgo de enfrentar el epílogo de tragicomedia. Segundas partes nunca han sido buenas ni las mejores. En política el ejemplo es de tal magnitud aleccionador con fundamento en la experiencia; amarga experiencia en ciertos casos.
El Partido Revolucionario Institucional, como ningún otro partido en el México de finales del siglo pasado y los primeros seis años del actual, es una muestra indudable de cómo se puede perder una elección pese a contar con todos los elementos para ganar, todos menos al candidato. Por cierto.
Francisco Labastida Ochoa creyó que su equipo de fantasía estaba hecho para ganar una elección, cuando quien debía haber operado la estructura priista simplemente abandonó los instrumentos y se negó a emprender el viaje junto con los que, seis años antes, después de ningunearlo no tuvieron más que apoyar su nominación sustituta del asesinado Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Y, entonces, Ernesto Zedillo Ponce de León se volvió el enemigo público número 1 del priismo nacional, pero el candidato Labastida Ochoa corrió la suerte del abandono de un priismo que ya había perdido la brújula rumbo al triunfo entregándose a operadores que eran muchachos venidos de universidades extranjeras con currículas que presumían como diestros en esto del marketing político.
Hicieron de lado a la lideresa tricolor Dulce María Sauri Riancho, quien había sucedido a José Antonio González Fernández. A ella, en diciembre de 2002, la relevó Roberto Madrazo Pintado con un equipo que se hizo de todos los puestos de control del PRI, en una mescolanza de expertos y novatos que lo único que lograron fue la atomización tricolor, la lucha por los cacicazgos estatales comandados por los gobernadores.
Sólo una segunda derrota obligó al priismo a reflexionar, reeducarse y reordenarse en torno de liderazgos naturales y de nuevo cuño, en el entendido de que se requería unidad para impulsar una candidatura blindada contra las veleidades de los pequeños PRI que se engolosinaban con el poder regional e incluso en exceso doméstico, pero finalmente poder, en estados como Oaxaca, donde las segundas partes le llevaron a la derrota frente a una callada hechura de sus filas que pronto alzó el vuelo solo. Gabino Cué Monteagudo.
La soberbia falsamente fincada en un triunfo, no es buena consejera. Echar a vuelo las campanas electorales no tiene tiempos, mas sí debe proceder con cautela porque los simpatizantes aunque propios no generalmente se tragan la píldora de que todo está excelente y, por ganar una contienda interna por la dirigencia, se tiene asegurada la barredora en una elección en forma y desplegada contra otros contrincantes que no son de casa y sí dispuestos a mandar al partido al último sitio.
“Déjenme dejarles el mensaje del Comité Ejecutivo Nacional –dijo este domingo Gustavo Enrique Madero en Cihuahua--, en todo el país los panistas están fuertes, los panistas están decididos a dar una nueva batalla, a seguir combatiendo el autoritarismo, la corrupción, el clientelismo y la impunidad de estos malos gobiernos.
“El Partido Acción Nacional le exigirá a los gobiernos del PRI en todo el país que den resultados y rindan cuentas para que no sigan endeudando a los ciudadanos, porque hay una gran preocupación y desilusión nacional por la falta de empleos, el encarecimiento de los productos y la desigualdad social”.
Sostiene Madero que entre los mexicanos hay un gran desencanto porque “todo lo que prometieron los gobiernos del PRI, no están cumpliendo nada”.
Y ya entrado en gastos anunció que hará “una gran convocatoria nacional para ver las alternativas y propuestas que el PAN hará para que haya más crecimiento, pero sobre todo para que exista menos desigualdad”.
De atenernos al discurso de Gustavo Enrique Madero, el gran salvador del país es el PAN. ¿Por qué no lo hicieron en 12 años? ¿Por qué habrá de creer el electorado en un dirigente que perdió la elección presidencial en el año 2012? Lo más recomendable para Madero es emprender la reconstrucción del PAN y evitar que el calderonismo se vuelva una dirigencia alterna que no le dejará operar como pretende, ofrece, promete y sueña en 2015. ¿Requerirá de otro Pacto por México?, aunque segundas partes nunca han sido buenas. Digo.
LUNES. El senador Arturo Zamora Jiménez está de retorno a su escaño en la Cámara alta. El problema lo tiene ahora Aristóteles Sandoval, el gobernador de Jalisco que ha caído en esa práctica de gobernar con los amigotes y una pléyade de dizque maestros y doctores en política y otros etcéteras, pero faltos de experiencia en la realidad social. ¿Será que el joven Aristóteles no tarda en sumarse a la colección de los gobernadores de cartón? Conste.
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