MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN |
El miércoles pasado –9 de
diciembre—al término de un encuentro con empresarios en Acapulco, Guerrero, el
secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, reprochó ausencias, respaldo a actos de
gobierno.
El secretario aludió a una
singular orfandad en materia de comunicación en la que el gobierno de Enrique
Peña Nieto queda frente a la estridencia y beligerancia de grupos ultra
radicales, como aquellos que retan y se enfrentan a la fuerza pública, la
agreden y zarandean para luego alzarse víctimas con una insultante y cínica
impunidad cuyas imágenes impactan y transitan en medio del aplauso comedido y
fundado en la desinformación y el hartazgo, prohijado por los críticos del
sistema por sistema.
José López Portillo
reprochó en su momento una verdad a medias porque, en todo caso, quienes le
manejaban la imagen se evidenciaron ayunos de mecanismos para responder a la
crítica que en aquellos días era sacrilegio en la perversa relación prensa-gobierno.
“No te pago para que me
pegues”, reconvino el entonces Presidente en alusión a la publicidad oficial
que es alimento de las empresas de comunicación, pero que desde su óptica del
poder omnímodo implicaba el pago del amasiato pervertido por lo que se
consideraba libertad de prensa pero en realidad era un soborno para divulgar el
México de fantasía y echar bajo la alfombra lo oscuro de los lodos del
ejercicio del poder.
En los tiempos que corren,
no extraña la enjundia denostadora contra el sistema, de prohombres que se han
encumbrado desde una cómoda oposición del discurso irreverente, como Gustavo
Enrique Madero y Jesús Zambrano Grijalva.
Ambos fueron integrantes
de la fuerza que impulsó al Pacto por México y negoció para sus estancos la
parte que mejor les ajustó de las reformas estructurales, cuya maduración
tardará un rato pero ellos han descalificado y, en consecuencia, abonado en los
terrenos de quienes como los negociantes de la CNTE y antes del SME echaron
redes en el río revuelto en que se ha convertido la actividad pública.
Evalúe usted. El miércoles
9 de diciembre, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong pidió
ayuda a los empresarios guerrerenses. “Ayúdennos, estamos en un país que desafortunadamente sale(n) los
que quieren deteriorar la imagen y se asoman más en los medios, esos
precisamente. No, no es correcto. Miami, Chicago, Detroit, Miami que
van mucho, Las Vegas, todos esos tienen índices delictivos más grandes que
Acapulco, mucho más grandes. Pero allá hablan bien de sus ciudades, hacen
programas como los que usted hace referencia.
“Aquí nos echamos para atrás, y
dejamos que hablen los que quieren que esa imagen siga perjudicándonos. Por eso
estoy totalmente de acuerdo. Pero hagámoslo juntos.
“Tomemos, sí, nosotros juntos, las
calles, en la fuerza que es la sociedad, para que podamos sumar y sumar más
para hacer a un lado a los que deterioran la imagen, a esos pequeños grupos que
son efectivamente muchos menos que el resto de la población de Guerrero, y que
pareciera que pueden más que nosotros.
“Nosotros aplicamos la ley, pero
ustedes salen a decir que está bien.
“Ayer –recordó el enfrentamiento de
centistas y la fuerza pública-- aplicamos la ley en Chiapas, ellos avientan un
camión contra las fuerzas federales, inician un fuego, matan a un mismo
maestro, ellos mismos, y salen a decir y está en muchas notas y periódicos
nacionales, que fueron las fuerzas federales, y no hay un ciudadano hoy allá,
que diga que no es cierto.
“Les comento lo de allá, porque algo
pasó aquí en Acapulco hace un año, que ellos mismos, con una acción lastiman
hasta la muerte a un maestro, y dicen que son las fuerzas federales, y nadie
sale a decir nada.
“Entiendo el temor, entiendo el miedo,
pero yo estoy seguro que somos, cuando ellos han visto a la sociedad unidad,
ellos, se han echado para atrás”.
¿Reprochar a los empresarios, al ciudadano común porque no
defiende un acto de gobierno? Sin duda Osorio Chong tiene razón, pero el
reproche lo deben registrar las instancias que manejan la política de
comunicación, ésas que creen que con planas de publicidad que hablan de las
bondades de Mover a México, repartir casas y combatir a la miseria, lograrán
que miles de lectores salgan a las calles a enfrentar a las huestes manipuladas
con el tema de Ayotzinapa y de la CNTE y que avalen a pie juntillas los
informes oficiales.
Pero, bueno, el secretario de Gobernación planteó a los
empresarios: “Si ustedes como sociedad se ponen enfrente organizadamente, no
para confrontar, sino para sentir el respaldo y la fuerza de ustedes, nosotros
nos ponemos por delante para ya evitar que sigan lastimando a sus familias y a
toda la sociedad”. Así de fácil es la solución que avista el ex gobernador de
Hidalgo.
Así de fácil y de ilusa referencia porque en tanto los asideros
de una política de comunicación siga fundándose en el “te pago para que no me
pegues” y digas que todo está a punto de turrón, será el cuento de nunca
acabar.
Porque, lo asume Osorio Chong, “cuando hemos dicho que baja (el
porcentaje de homicidios), parece que lastimo, lo digo como vocero, a la
ciudadanía, y salen a decir: no es cierto, es incorrecto”. Eso se llama
problema de credibilidad. ¿Y los genios de las pautas de publicidad? Las
empresas de comunicación, son eso: empresas. Y, en todo caso, como medios de
comunicación reflejan, informan de lo que acontece. No son amanuenses
oficiosos.
Defender un acto de gobierno requiere de convicciones y éstas se
construyen desde el poder. Si Aurelio Nuño se enfrenta a la CNTE y la arrincona
con fundamentos legales, le creo. Pero, si los actos son posturas de campaña,
¿qué hago? ¿Me pagas para que no te pegue? Un problema, serio, de credibilidad.
Conste.
VIERNES. Mire usted, por ejemplo, el secretario de Comunicaciones y Transportes,
Gerardo Ruiz Esparza, se reunió con REPORTEROS
y defendió, con argumentos sólidos, la construcción del Nuevo Aeropuerto
Internacional de la Ciudad de México. Dijo que marcará un antes y un después en
la historia de las grandes obras de infraestructura en nuestro país y será una
obra emblemática del México del Siglo XXI.
Y
reiteró que el proyecto es autofinanciable, que en ningún lugar del mundo operan por separado
los vuelos nacionales e internacionales; además, citó, una vez que entre
en operación, a finales de 2020, el NAICM generará aproximadamente 450 mil
puestos de trabajo, convirtiéndose en la principal fuente de empleos en la zona
metropolitana. Eso es generar convicciones y dar pauta a un asunto defendible.
Digo.
@msanchezlimon
Vanguardia Digital