martes, 10 de enero de 2012

¿QUIÉN MATÓ AL HÉROE? Ricardo Alemán

¿QUIÉN MATÓ AL HÉROE
 

Ricardo Alemán

Hoy, el gobierno represor que mata estudiantes, oculta la realidad, pretende inculparlos mediante la tortura, etcétera, es de izquierda.
El año 2012 arrancó con una noticia que estremeció a propios y extraños: luego de una dolorosa agonía, el 1 de enero perdió la vida Gonzalo Miguel Rivas, trabajador de la estación de gasolina presuntamente incendiada por normalistas de Ayotzinapa, Guerrero.
Los reportes periodísticos dieron cuenta del homenaje y el sepelio de Gonzalo, a quien el oportunismo político y el mediático ofrecieron calidad de héroe. Sin embargo, durante el boato por el sepelio, nadie se atrevió a exponer la reflexión fundamental: ¿Quién fue el responsable de prender fuego a la estación de gasolina; quien mató al héroe?
Hasta hoy —y con toda razón— no pocos reflectores políticos y mediáticos apuntan a culpar de la represión de normalistas y del asesinato de dos estudiantes al gobierno de Guerrero, encabezado por el ex priista y ahora renombrado prohombre de la izquierda mexicana, Ángel Aguirre, reconocido represor y practicante de la política del gorilazo.
Pero también tienen razón quienes culpan de la represión y de la muerte de estudiantes a los gobiernos municipal, estatal y federal. Y es que era y es evidente que ninguna de las tres instancias de gobierno mostró capacidad básica para el manejo de una crisis derivada de la protesta radical de estudiantes, el bloqueo de la Autopista del Sol y el fuego intencional en una estación de gasolina.
Acaso por eso, ayer mismo —y por si había dudas— la Comisión Nacional de Derechos Humanos ofreció un informe preliminar en el que presume evidencias que señalan que las balas que mataron a dos estudiantes salieron de fusiles de la policía ministerial. Pero, además, la CNDH también documenta elementos que permiten ratificar que la policía estatal intentó modificar la realidad de los hechos e inculpar a un estudiante del disparo de un arma de fuego.
Pero, más allá de lo censurable que resulta la manera en que los oportunistas de siempre se colgaron del “héroe de la gasolinera” —y que sin duda es un acto heroico que, a riesgo de su vida, un hombre se lance a cerrar las válvulas de combustible, para impedir una tragedia mayor—, lo cierto es que todo el peso de la justicia debe caer, no sólo contra los cuerpos policiacos y sus jefes políticos responsables de la represión y la muerte de dos estudiantes de la normal de Ayotzinapa, sino contra los normalistas que prendieron fuego a la estación de gasolina.
Y es que tanto pecan los gobernantes que ordenaron la represión —y los policías que reprimieron— como los normalistas que bloquean carreteras, secuestran camiones, asaltan vehículos, cobran peajes, despojan de sus pertenencias a personas, asaltan camiones de reparto y prenden fuego a gasolineras.
Hoy se sabe que los disparos que mataron a dos estudiantes salieron de armas de policías estatales. Se sabe que, al viejo estilo de Aguas Blancas, el gobernador Aguirre modificó la escena del crimen y organizó montajes para salvar su pellejo.
Pero de lo que no se sabe nada —de lo que todos callan— es de la identidad de los estudiantes que incendiaron las bombas de gasolina. ¿Quiénes son y dónde están los normalistas que empezaron el fuego que, a la postre, mató a Gonzalo, el “héroe de la gasolinera”?
Ya en el extremo del cinismo y la chabacanería; en el colmo de la impunidad y la ridícula impartición de justicia mexicana, vemos que los normalistas siguen asaltando camiones, secuestrando vehículos, cobrando cuotas de peaje e imponiendo su ley, en Guerrero y en el Distrito Federal, sin que nadie sea capaz de impedir y castigar el vandalismo. Peor aún, sin que nadie se interese en indagar quién de ellos prendió fuego a la estación de gasolina en donde murió “el héroe”.
Pero hay más. A casi un mes de la represión y la muerte de dos estudiantes de Guerrero; y a casi 15 días de la muerte del “héroe”, no hay un solo presunto responsable en la cárcel; sea policía, sea político, sea estudiante.
Y el asunto es más vergonzoso si recordamos que hoy el gobierno represor que mata a estudiantes, que oculta la realidad, que pretende inculpar a estudiantes mediante la tortura y que grita a los cuatro vientos su impunidad, no es un gobierno del PRI o del PAN, sino un gobierno de izquierda; la misma izquierda de los Pablo Gómez y muchos “líderes” que viven de la memoria de los crímenes del 68 y el 71, y que hoy no dicen ni pío.
¿Qué tal con la honorable izquierda mexicana? ¡Una chulada..! ¿Qué, no?
EN EL CAMINO
Todo indica que en Los Pinos ya palomearon a Josefina Vázquez Mota. Al tiempo.