miércoles, 4 de julio de 2012

.PEÑA: OTRO PRESIDENTE DÉBIL MÁS, Por Leo Zuckermann



Si el PRI consigue pactos con la izquierda o con el PAN, tendría mayoría para aprobar cualquier reforma a la ley e incluso a la Constitución.


Los grupos de interés beneficiarios del statu quo, los que se han fortalecido a causa de la falta de reformas estructurales, han de estar descorchando el champagne para brindar. Otra vez habrá un Presidente débil en México: sin los votos en el Congreso para enfrentarlos. Va a ser muy difícil que Peña, sin fuerza en el Legislativo, pueda sacar adelante reformas que afecten los intereses de sindicatos corruptos, empresarios monopolistas, gobernadores deshonestos y todo tipo de vividores de rentas del Estado. Y es que el electorado mexicano, una vez más, votó por un gobierno dividido, como fue el caso de Zedillo durante la segunda parte de su sexenio, y de Fox y Calderón durante todo su periodo.
De acuerdo con las proyecciones, el PRI con su aliado el Verde tendrán 232 diputados federales equivalentes a 46% de la Cámara baja. Ni siquiera con los diez diputados que tendrá Nueva Alianza, el partido de la maestra Gordillo, alcanzan 51% para reformar las leyes. En este sentido, tendrán que hacer una alianza, ya sea con los partidos de izquierda (PRD-PT-MC) que, entre todos, contarán con 140 diputados equivalentes a 28%, o con el PAN, que obtendrá unos 118 legisladores (24%). Si el PRI consigue pactos con la izquierda o con el PAN, tendría mayoría para aprobar cualquier reforma a la ley e incluso a la Constitución.
En cuanto al Senado, se prevé que el PRI tenga 57 senadores (45%). Como en el caso anterior, requerirá de los votos de los legisladores del PAN en la Cámara alta (41 equivalentes a 32%) o de los partidos de izquierda (29 o 23%) para poder modificar las leyes o la Constitución (Nueva Alianza al parecer tendrá un solo senador).
Las encuestas indicaban, todavía la semana pasada, que el PRI junto con el Verde podría tener mayoría en ambas cámaras del Congreso. Esto le hubiera dado fuerza al próximo Presidente para pasar, por sí sólo, reformas en leyes secundarias como la Ley Federal del Trabajo. Pero resulta que el electorado no quiso darle una mayoría legislativa a un presidente priista y lo condenó a un gobierno dividido durante todo su sexenio ya que, como el Senado no se renueva en la elección intermedia de 2015, en esta Cámara nunca tendrá mayoría el PRI-Verde.
Esto cambia de manera radical las perspectivas de Peña. Ahora tendrá que conseguir los votos de la oposición en el Congreso. Podría negociar con el PAN algunos acuerdos en reformas donde tienen coincidencias (laboral y energética, por ejemplo) y otras con los partidos de izquierda (en materia de seguridad social). El problema es que los partidos opositores no tendrán incentivos para apoyar a un nuevo Presidente que prometió eficacia gubernamental. Al revés: política y electoralmente les conviene que Peña no saque nada para que los votantes se desilusionen pronto de él.
¿Suena familiar? Desde luego que sí. Es lo que ha ocurrido con los presidentes panistas: tanto el PRI como la izquierda les negaron reformas. No querían que se colgaran ninguna medalla. Pretendían debilitarlos para que ellos pudieran regresar al poder. Fue claramente la estrategia del PRI en los últimos años. Pero ahora, en el Congreso, el poder del cambio lo tendrán el PAN y la izquierda, si ésta no se margina del proceso de negociación política. No dude usted: van a venderle muy caro su amor al nuevo Presidente.
Durante estos dos últimos sexenios, los priistas siempre dijeron que los panistas eran unos ineptos porque no sabían negociar con el Congreso. Ahora le toca a los priistas demostrar que ellos son mejores para conseguir votos de la oposición en el Poder Legislativo. No va a ser nada fácil.
En conclusión, el próximo sexenio vamos a tener más de lo mismo, pero con actores que cambiaron de papel. Ahora el PRI buscará los votos del PAN y la izquierda, y éstos harán lo posible por escondérselos. La consecuencia será el retraso de reformas que beneficiarían al país, pero que perjudicarían a pequeños grupos que medran con el statu quo: seguro han de estar brindando a la salud de otro Presidente débil por seis años más