Bien podríamos decir los ‘hispanos’ en
Estados Unidos durante la contienda electoral para ocupar la presidencia: Cruz,
cruz que se vaya el diablo (Trump) y venga… (¿?).
Hay líderes mundiales que no
solo han hecho historia, sino que han cambiado el “rumbo” de la humanidad. El
más conocido en nuestros tiempos modernos fue Adolf Hitler, que pagó con su
vida sin antes llevarse a millones de personas por delante durante la Segunda
Guerra Mundial. Por lo regular estos líderes obedecen a un propósito legítimo
con el apoyo popular. Prometiendo lo mejor para sus pueblos, acaban enfermos de
poder, egocentrismo y fuera de cualquier parámetro de justicia y de la
realidad.
En Latinoamérica los hemos
tenido y los seguimos teniendo, basta citar a uno por ‘loco’: Abdalá Bucaram
(por cierto con bigotito al estilo Hitler) ex presidente de Ecuador. Destituido
de su cargo por el Congreso ecuatoriano en 1997 después de seis meses como
presidente “por incapacidad mental”. Gobernó con estilo pintoresco, tropical,
música y baile. Un bocón, conservador, populista y controvertido que subió al
cielo y bajó al infierno en el mundo pagando del servicio público, ganándose el
apodo de El Loco.
Actualmente vive en Panamá con
asilo político tras un fracaso para evitar un juicio en su contra que se
conoció en Ecuador como “Pichi Corte” que lo exoneraría.
Parecería increíble pero en
Estados Unidos se podría dar un caso similar con el “republicano” Donald Trump
si llegara a la presidencia. Supongamos que así sea y por la vía legitima con
apoyo popular y las bases (delegados) del partido. Pero eso no le quita lo loco
y peligroso, por lo tanto habría que irle buscando un lugar después de su
destitución en caso de llegar a la presidencia, por zafado y desfasado con la
realidad.
Y qué mejor que internarlo en
un manicomio que el mismo financie, digamos que se llame para satisfacción de
su ego “Pichi Trump Psychiatric Hospital”.
Pero también dicen que los
locos y los borrachos dicen la verdad. Así que, antes de que este loco nos
mande a la chiflada habría que analizar cuánto de lo que dice lleva una dosis
de verdad aunque sea desproporcionada. Porque también –se debe reconocer-- nos
hacemos los loquitos en cuestiones de inmigración indocumentada para después
hacernos víctimas de una situación irregular que es compartida.
¿Que Trump es un líder para
muchos carismático y popular? es evidente que sí. Y como no habría de serlo si
hasta Hugo Chávez, Evo Morales, Andrés Manuel López Obrador, Layín (el sexyman
de Nayarit que robó poquito y dice buscará la candidatura para gobernador
independiente), y hasta el Che Guevara entre muchos otros, son personalidades
que llegan a multitudes como lo hizo Hitler, pero que pueden cobrar muy caras
sus hazañas. Al menos en justica terrenal y acorde a las circunstancias en
beneficio de las mayorías.
En el peor de los casos mejor
hay que decir Cruz, Cruz (el monaguillo más hipócrita de la política que ganó
ayer sábado Kansas y Maine) o Rubio, y que se vaya el diablo Trump –anoche ganó
Kentucky y Louisiana-. Allá ellos que se las arreglen con la maquiavélica de
Hillary Clinton, que al menos nos mantendría en el limbo migratorio con la
ilusión de una posible realidad justiciera ¿quién más?