El
discurso del PRD raya a veces en la incongruencia.
Cuando son oposición cuestionan todo lo malo que hacen el PRI y el PAN, pero
cuando están en el poder solapan todas las arbitrariedades que cometen los
personajes que hicieron llegar al poder. El caso Nestora Salgado García, es un claro ejemplo; por un lado festinan
que la comandante de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias
(CRAC) en Olinalá haya sido liberada, pero olvidan que fue encarcelada durante
el gobierno de Ángel Aguirre Rivero
y que siguió presa durante el interinato de Rogelio Ortega Martínez.
Si
no fuera por la voluntad de las actuales autoridades, Nestora siguiera recluida
en el penal femenil de Tepepan de la Ciudad de México.
Luego entonces, ¿por qué los dirigentes PRD no presionaron
en su momento a Aguirre y a Ortega para liberar a la integrante de la CRAC?
Muy Sencillo. Cuando ellos están en el poder, todo es maravilla. No existen
problemas. Todos son delincuentes mientras así lo decida el “señor” gobernador
o el “Jefazo”.
No
cabe duda que son unos hipócritas. Les debería de dar vergüenza, pero no la
tienen. Y, además, son unos cínicos.
Todavía en el año 2004 se
sentían revolucionarios, que sólo ellos podían sacar al estado de Guerrero del
atraso en que se encontraba y que sí los ciudadanos confiaban en ellos en la
elección de gobernador de 2005 iban a inaugurar un gobierno de izquierda.
El 6 de febrero de ese año
(2005) ganaron por vez primera la Gubernatura de la entidad. Arrasaron con un
candidato vinculado al sector empresarial. O sea, de derecha. Me refiero a Zeferino Torreblanca Galindo, un
personaje que ya instalado en el poder les dio los cargos que quiso y la
promesa de realizar un gobierno de izquierda se diluyó. Se fue al carajo, pues.
Zeferino
Torreblanca gobernó a Guerrero como si se tratara de una empresa.
Fue insensible y durante su mandato fueron asesinados una decena de luchadores
sociales y algunos actores políticos, entre ellos el presidente de la Comisión
de Gobierno de la LIX Legislatura local, Armando
Chavarría Barrera.
Y
en ese entonces los dirigentes del PRD pecaron de mudos, de arrodillados, de
blandengues. El discurso de izquierda y las marchas para
exigir justicia, los borraron de su agenda.
También
padecen de Alzheimer, ya que olvidan que con ellos se agravó el
problema de inseguridad en la entidad; sobre todo, durante la administración de
Ángel Aguirre cuando los grupos de la delincuencia organizada tuvieron permiso
para hacer su santa voluntad.
No generalizo, aclaro. Hay
perredistas que durante el zeferinato,
el aguirrato y ortegato no fueron comparsas, que se mantuvieron críticos. Claro,
fueron los menos, y que hoy ostentan cargos de representación popular haciendo
su mejor esfuerzo para cumplir con los compromisos que establecieron con sus
electores.
Hasta hace unos días,
algunos integrantes del Comité Ejecutivo Estatal del Sol Azteca exigían en
conferencia de prensa la liberación de Nestora Salgado y culpaban al gobierno
de Héctor Astudillo de obstaculizar su liberación. Los cuestionadores no se
manifestaron en ese sentido cuando Ángel Aguirre era el mandamás en Guerrero,
ya que eran peleles de éste.
Les debería de dar
vergüenza que su “Comandanta” haya sido liberada en un gobierno estatal
priista. Y que no salgan ahora que gracias a ellos se dio la liberación de la
olinalteca-estadounidense.
¿O ustedes qué opinan,
amables lectores?
ENTRE
OTRAS COSAS… En el municipio Tixtla se han registrado
ejecuciones en los últimos días y el alcalde, el perredista Hossein Nabor Guillén, muy calladito.
¿Por qué será? Quién sabe. Lo cierto es que los tixtlecos están muy preocupados
y en las noches ya no salen ni a la esquina. ¡Zas!
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