martes, 15 de marzo de 2016

EL DEPLORABLE PARQUE PAPAGAYO. Oscar Memije Franco*



El 1 de marzo de 1979, mediante un decreto del gobernador del estado Rubén Figueroa Figueroa, es expropiado un predio para convertirlo en un parque recreativo para la ciudadanía nombrándolo como “Ignacio Manuel Altamirano”, en honor al escritor guerrerense. Su proyecto tuvo el asesoramiento de técnicos de Disneylandia contemplando un parque futurista con acceso al mar.

Posterior a su inauguración el 28 de febrero de 1981, el parque poseía una gran población de aves exóticas, importadas de Sudamérica y del sur de México, entre las que destacaban flamingos, tucanes y garzas, conformando así una población de hasta dos mil aves en un aviario con una red de alrededor de 700 metros. Sin embargo, de 1981 a 1987 el parque sufrió un importante robo de sus especies, además del abandono en su mantenimiento.

Actualmente se repite la lamentable historia, la gran cantidad de especies exóticas en cautiverio que tenía en posesión, la mayor parte desaparecieron de manera extraña, las jaulas con cristal, ahora son puestos para ventas, entre ellos hasta una florería, y así diversos comercios que se asemeja con el Mercado Central y su respectivo ambulantaje.

Es asombroso y hasta ofensivo las condiciones deplorables en la que opera el Parque Papagayo de Acapulco el cual tiene una superficie de  218,000 m²., las condiciones en que habitan los pocos animales que tiene están en el olvido, al grado de comerse unos a otros ante la falta de alimentos.
Las  extensas áreas verdes que tenía las han deforestado para instalar más negocios y poder tener más ingresos en algunos bolsillos, los tres lagos artificiales con que inició, en uno de ellos se instaló una réplica del Galeón de Manila, también llamado Nao de China nave marítima histórica del puerto, simplemente se ha ido  perdiendo, los espacios de recreación infantil y popular actualmente están concesionados, son negocios particulares.

Parte del mobiliario en pésimo estado, las canchas deportivas están sin mantenimiento como muchos espacios más, es incrédulo que teniendo tantos puestos de ventas, mismos que generan ingresos  no se quiera invertir en el mejoramiento de ese importante espacio.

El llamado “Pulmón de Acapulco” se sigue perdiendo, los daños ecológicos serán irreversibles, a pesar que el 13 de enero de 1993 se decretó el establecimiento del Régimen Ecológico del Parque Ignacio Manuel Altamirano en Acapulco de Jurisdicción Local, teniendo como objeto la conservación y la protección ecológicas del parque así como establecimiento definitivo como área de recreación popular.

Es fundamental y necesario oxigenar esa administración, que se generen acciones a corte, mediano y largo plazo  dando prioridad al medio ambiento, pero de cierto, no solo de algunas fotos, de algunas notas periodísticas. El tema del calentamiento global debe ser una prioridad de los tres órdenes de gobierno  y este espacio del parque puede contribuir de manera importante para hacer frente de forma local al cambio climático. 

Recuperar la biodiversidad es importante, pero también debe realizarse como una tarea permanente, el parque debe ser autosustentable en algunos aspectos ambientales, por lo menos el vivero debería ser propio, pero no, ese es un negocio particular que paga su renta mensual a la administración, como todos los vendedores que se ubican al interior de ese espacio.

Si la administración del Parque Papagayo trabaja bien, puede contribuir de manera importante al tejido social que Acapulco necesita, la recreación y convivencia social, permite el respeto, paz, amistad y la solidaridad con los nuestros, para lograrlo debe ser un espacio atractivo, sustentable, costos accesibles y de aptitud.

Es necesario dotar de múltiples servicios de calidad y con calidez, satisfaciendo la necesidad de recreación y ocupación del tiempo libre de la población a través de actividades recreativas deportivas, culturales y turísticas con altos niveles de eficacia e impacto social, orientados al sano esparcimiento y el mejoramiento de la calidad de vida de la población.

"La tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos"


*oscarmefo@gmail.com