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Reseña del libro: La Gran Brecha, qué hacer
con las sociedades desiguales, E. Stiglitz Joseph.[1] Taurus, 2015, México.
El libro “La Gran Brecha”,
tiene un contexto: Estados Unidos de Norteamérica; y su tema es precisamente la
gran brecha económica entre el 1 por ciento que lo tienen todo y el 99 por
ciento que cada vez se empobrece más. Maneja algunas tesis que me parecen
contundentes: a) La desigualdad no es un problema de la economía, es un
problema de política pública; b) Jamás el mercado se regulará solo, es
necesaria la participación del Estado; c) La desigualdad trae consigo
inestabilidad, violencia, delincuencia y pone en riesgo al propio sistema; d)
Nunca en la historia de la humanidad, unos cuantos le habían arrebatado tanto a
muchos.
Inicia con una descripción
lapidaria del 1 por ciento y del 99 por ciento. Ambos, dice Stiglitz, tienen
diferentes preocupaciones, angustias, estilos de vida. A los primeros, les
preocupa qué avión o helicóptero se comprarán la siguiente semana, en qué playa
paradisiaca pasarán el fin de semana, o en qué país o banco estará más segura
su riqueza. A los segundos, les preocupa qué comerán mañana, cómo conservar su
empleo, pagar los estudios de sus hijos etc.. Sin embargo, al 1 por ciento le
preocupa algo: que el 99 por ciento se revele y los pase a la guillotina. En
México, ese 99 por ciento está a punto de explotar.
Con respecto a la primer
tesis, plantea que el problema de la desigualdad y la pobreza, no depende de la
economía, sino del diseño y aplicación de las políticas públicas, las cuales
están diseñadas por quienes financian las campañas políticas, que es el 1 por
ciento y para el 1 por ciento, de ahí que los partidos políticos cada día estén
más desprestigiados y los políticos también, y los votantes desconfíen cada vez
más de las elecciones. Es decir, el problema no es cuánto crece la economía de
un país, sino cómo se divide la ganancia, y hasta ahora, y en México es
palpable, el 1 por ciento se queda con una cuarta parte o más, lo que hace que
la riqueza se concentre en la punta de la pirámide y la base se ensanche más,
haciendo que la clase media en lugar de seguir escalando, retroceda. La clase
media se está empobreciendo, ya que las ganancias van para el 1 por ciento y
las pérdidas para el resto de la población. La fiesta embriagadora del 1 por
ciento, la está pagando y con creces, el resto de la población.
De la segunda tesis dice
que el peor error cometido por los gobiernos es pensar y actuar que los
mercados se regulan solos con base a la oferta, la demanda y la competencia; eso,
ha llevado a la ruina a las economías, y a ensanchar la brecha entre ricos y
pobres. El mercado, dice Stiglitz, es tan voraz y depredador, que en nada le
importa quienes ni cuántos empobrezcan, lo que le interesa son las ganancias al
menor costo y en el menor tiempo posible. De ahí que el papel y la intervención
del Estado sea fundamental. De no ser así, la historia ha demostrado que las
sociedades demasiado desiguales, no son eficaces y sus economías no son
estables ni sostenibles. Y pone como ejemplos a los países asiáticos, los
cuales siguen creciendo, la inversión sigue llegando, y sus mercados son
estables; por una simple razón, la mayor parte de las ganancias el Estado las
distribuye hacia abajo: educación gratuita y de calidad, seguridad, empleo, salud
y principalmente instituciones creíbles y democráticas, esto es, el contrato
social es vigente y equitativo. En México, el contrato social está hecho
pedazos, de ahí el estado de caos en que se vive, gastándose en cárceles y no
en servicios.
De continuar ensanchándose
la brecha, dice el autor, se pone en riesgo el propio sistema capitalista, ya
que la violencia, la inestabilidad y el aumento de la delincuencia, pueden en
algún momento rebasar el punto del no retorno, y las consecuencias serían catastróficas;
creo que en México y principalmente en Guerrero, ya se rebasó. De ahí que me
llame la atención lo que propone AMLO: “primero los pobres”, lo cual no es
solamente un slogan de campaña, está precisamente proponiendo salvar el sistema
actual. Desafortunadamente el 1 por ciento lo entenderá demasiado tarde, cuando
le estallé en sus manos y tengan la guillotina en la nuca. La batalla entre
unos y otros, se está llevando a cabo en todo el mundo.
El hecho de que unos
cuantos tengan tanto, se debe a varios factores; uno de ellos, es el pago de
impuestos, el 1 por ciento casi no paga impuestos, bajo el argumento de que
generan empleos, lo cual es una falacia, siendo el 99 por ciento el que está
financiando al Estado con sus impuestos que rayan hasta en un 30 por ciento;
los bancos cobran comisiones a los ahorradores en lugar de pagarles intereses,
y prestan el dinero de los ahorradores con altos intereses, y no sólo eso,
ahora van por los ahorros de las pensiones.
Finalmente dice que: el
gran reto del siglo XXI es la democratización de la política en serio y de las
instituciones, para volverlas a hacer creíbles. No es posible, dice de nuevo,
que un país tenga a doctores desempleados y sus funcionarios sean unos analfabetas;
esto casi se lo dedicó al copetudo, y de paso al gober de Guerrero, al de
Veracruz, al Cuau como presidente de Cuernavaca, a la Carmen Salinas, etc..
¡¡¡Excelente libro!!!.