martes, 10 de enero de 2012

TERCERA VIA. MAB, LA CUENTA FINAL Ernesto Rivera Rodriguez


Tercera  Vía
Ernesto Rivera Rodríguez
MAB, la cuenta final.

Más de una certeza está dejando el trienio o casi cuatrienio añorvista, y es la corroboración de que su proyecto fue mucho más grande que la “cuenta final” que extraofialmente deja para los acapulqueños, mucho más allá de los renglones leídos en su Tercer Informe, en diciembre pasado. En esta cuenta final, el destino lo ha rebasado con creces, y ahí están presentes los resultados que pueden corroborarse día tras día, comenzando con la infuncionalidad de Acapulco como ciudad, una ciudad y puerto a la cual jamás se ha intentado abordarla desde un proyecto integral y bajo la dirección de un Plan Regulador con estricta observancia de la Reglamentación,  y no bajo los espurios esquemas  partiditas y de la comercialización y mercenarización del voto.
Manuel Añorve Baños, quedo apresado entre las grandes necesidades del municipio de Acapulco y sus grandes ambiciones audazmente vendidas y duramente enfrentadas con la realidad, cuando su papel como alcalde del H. Ayuntamiento de Acapulco, más que protagonista de un papel creador, fue el de un político omiso, cuando su destino era crear. El se negó hacerlo.

Hoy todas las esferas sociales, empresariales y políticas y hasta las clericales, están enfrentadas con la realidad de una ciudad altamente infuncional, carente de la eficiencia de los servicios básicos, como son la recolección de basura, el agua, el pésimo servicio del transporte público, el grave comportamiento de los servidores por el cáncer de la explotación y la grave corrupción existente, todo ello no es solamente observable, se palpa en el ambiente, se siente en el viento que pese a la brisa de la Bahía de Acapulco, parece petrificarse ante los golpes duros de la realidad con que se enfrenta como son las anticuadas estructuras administrativas y el férreo control de los mandos políticos locales
La urgencia de un drástico cambio parece lejano, los discursos de los principales precandidatos insisten en grandes compromisos, pero hasta hoy no hay quien mencione la necesidad de discutir las grandes reformas que la ciudad requiere, cuando este 2012, se presenta como una nueva alternativa, otra oportunidad –probablemente la última, en los próximos 15 años-, si se tiene en cuenta que la decisión universal y secreta de los mexicanos le diera el voto de la “prole” al proyecto político “Atlacomulco-Televisa”, con todo y el agotamiento y la pesadez que se siente y se percibe en su discurso: llano, hueco, vano, como un guión más, como un producto más  de su programación, la inviabilidad de Acapulco, no variaría.
Pero la decisión no esté en ellos, está en los propios acapulqueños que tienen la esperanza en un “destino que crear”, en generación del siglo XXI, capaz de crear, de satisfacer sus propios “sueños” y convertirlos en realidad, capaz de desencadenar un golpe de timón, un rompimiento de los paradigmas que tienen atada su propia invención, porque en todas las esferas de la vida social, en nuestras familias, nuestras escuelas, nuestros negocios, y nuestras iglesias, nos enfrentamos a la necesidad de crear nuevas formas de relación, donde miles, decenas de miles de acapulqueños están empezando ya hacerlo.
Sin embargo,  en ninguna parte es la obsolescencia más avanzada o más peligrosa que en nuestra vida política. Y en ningún terreno encontramos actualmente menos imaginación, menos experimento, menos disposición a considerar un cambio fundamental, incluso las personas que son audazmente innovadoras en su propio trabajo o negocio –en sus bufetes, gasolineras, restaurantes, hoteles, sindicatos, colegios de profesionales, asociaciones civiles, aulas o sus empresas- parecen petrificarse ante cualquier sugerencia de que nuestras estructuras políticas están anticuadas y necesitan ser sometidas a una revisión profunda, a una revisión radical, donde resulta tan aterradora la perspectiva de un profundo cambio político, con sus riesgos concomitantes que el statu quo, por surrealista y opresivo que este sea, parece de pronto, el mejor de los mundos posibles,… aunque estemos escuchando “la cuenta final”. Email:gernestorivera@gmail.com