Corre el corrido “Máquina 501 la que corrió por Sonora, por eso los garroteros, el que
no suspira llora. Jesús Martínez, estaba… y así desde Aquiles, hasta Gonzalo Rivas, y los héroes
mueren jóvenes, pero por qué Gonzalo Rivas Cámara, ingeniero de profesión y
empleado de la gasolinera Eva II, conociendo los protocolos de seguridad de la
estación de gasolina, y conocedor por su entrenamiento y capacitación de que el
sistema estaba cerrado y protegido, y de que no pasaría una catástrofe de mayores consecuencia, como por ignorancia se
ha venido divulgado por todos los medios desde el mismo día 12 de diciembre, y que por su inconsciente
actitud cometió un acto que lo llevó posteriormente
a la muerte.
Heroísmo, miedo, ¿la adrenalina?, ¿la
presión?, la obnubilación de su pensamiento al ver la bomba en llamas, la
presión del evento en curso, con los estudiantes embozados como delincuentes,
con sus actitudes y acciones irracionales, quizá hasta sometidos por los
intereses políticos superiores y fuera de su control, y a los que se debieron y “deben”, y tuvieron que entregar, y que hoy con un
homicidio “culposo” en su expediente buscan a como dé lugar deslindarse, porque
no es lo mismo, llorar en la casa, que ver llorar en la ajena siendo
corresponsables de ello.
Así la baja de Gonzalo Rivas Cámara,
abre el expediente por homicidio culposo contra quien resulte responsable; que
de los dos estudiantes caídos, Gabriel
Echeverría de Jesús y Jorge Alexis
Herrera Pino, la Procuraduría General de la República, tiene y lleva el caso, y
de acuerdo a las indagaciones de la Procuraduría General de Justicia del
Estado, ya tienen la “media filiación” de los responsables del incendio de la
“bomba de gasolina” de la Estación Eva II, de lo cual se tiene información de
las ya liberadas “ordenes de aprehensión” por el presunto homicidio culposo de
Gonzalo Rivas Cámara.
“Jesús Martínez, el héroe de
Nacozari, salvo a su pueblo de una verdadera catástrofe, y por cuyo acto no hay
parangón, muy diferente y lejano con respecto al juego sucio, efectista y manipulador que el gobierno del
Estado de Guerrero, con el gobernador Ángel Aguirre a la cabeza, pretenden
hacer del caso de Gonzalo Rivas Camarina, y no es solo la distancia en el
tiempo, sino la propia circunstancia la
que los hace diametralmente diferentes, hasta en la supuesta heroicidad del segundo.
No cabe la menor duda de que los
arquetípicos asesores de Aguirre Rivero lo convencieron de rendir honores,
homenaje y respetos ante los restos del
empleado gasolinera caído; pero por qué no hacer lo mismo, no rendir homenaje
semejante ante los estudiantes
masacrados por las armas policiacas,
sean quienes hayan sido, que para la opinión pública sin lugar a dudas
señala a los efectivos de la Policía Federal, con todo y el protagonismo
infantil que ha asumido como guión de cartelera pueblerina el procurador con
licencia, Alberto López Rosas, y que pretende según su visión maniquea
arrinconar, obligar al gobernador del Estado a que le reintegre su
nombramiento, cuando aún tiene muchos
pero muchos elementos y dudas que aclarar, no solamente a las autoridades
competentes, sino a la ciudadanía guerrerense que a todas luces está
comprometida consigo misma y le tiene un
gran blindaje al propio gobernador del estado, digan lo que digan y publiquen
lo que publiquen los acérrimos enemigos de Aguirre Rivero, a quien el “tiro les
salió por la culata.
Y respecto al ex procurador Alberto
López Rosas, primero él tiene que aclarar la multitud de errores, declaraciones
y omisiones que personalmente cometió y sigue cometiendo y actuando como tal, sin ninguna autoridad, y que
todo esto a título personal lo puede ubicar,
por omisión, por mentir de que sus “pupilos” no iban armados, por no
proteger el lugar de los hechos, por manipular los mismos, por sembrarles armas
a los estudiantes, por torturar a los estudiantes y por obstaculizar el mismo
proceso, y por seguir utilizando un vehículo
oficial de la Procuraduría de Justicia del Estado, para su servicio personal, y
que sus ayudantes personales sigan usufructuando un salario, estando a su
servicio personal, lo instala a él, a
Alberto López Rosas, y con la presión que viene ejerciéndole al C.
Gobernador del Estado, Ángel Aguirre Rivero, para que lo reinstale como Procurador de Justicia, lo ubican como
un político utilitarista, y que lo único que busca a como dé lugar es salvar su
“pellejo”, y buscar a toda costa una nominación a algún puesto de elección
popular, sin importarle la condición de lealtad al político que confío en él. Si Gonzalo Rivas Camarena, se mereció un
homenaje, Alberto López Rosas, merece que lo investiguen a fondo.
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