Al
Partido de la Revolución Democrática parece urgirle asideros políticos para
contrarrestar los alcances de la reforma energética --cuyas leyes secundarias
que integran al marco jurídico habrán de prosperar en un próximo periodo
extraordinario-- y tener una bandera enhiesta en el proceso electoral
intermedio de 2015.
Sin
embargo, toda vez que su invocada consulta popular no ha prosperado en los
términos e impactos estimados, a los estrategas perredistas les ha faltado
imaginación.
Sin
el ariete golpeador y efectista lopezobradorista, de características
goebbelianas, de echar a andar una mentira y repetirla hasta convertirla en una
verdad, han recurrido al fácil mecanismo de denostar y descalificar con
pueriles argumentos. La conclusión es
sencilla.
Y es
que, mientras Jesús Zambrano Grijalva, aún dirigente nacional del PRD, anda en
Estados Unidos con una cruzada para desincentivar a la inversión extranjera en
el sector energético porque, aduce, la reforma en ese rubro implica entregar la
renta petrolera y la industria de la energía mexicana a intereses extranjeros,
en México se enderezó la campaña para acusar al secretario de Energía, Pedro
Joaquín Coldwell, de incurrir en conflicto de intereses.
Aducen
que, por ser dueño o socio de las empresas familiares que incluyen gasolineras
y distribuidoras de combustibles, debe renunciar al cargo.
Y
este jueves 29 de mayo, en carta entregada en la residencia oficial de Los
Pinos, el diputado federal Carlos Augusto Morales López; la diputada local
Esthela Damián Peralta (ex presidenta de la Comisión de Vigilancia de la
Auditoría Superior de la Federación de la Cámara baja), además del presidente
del PRD en la capital del país, Raúl Flores García, así como los secretarios de
Formación Política, Aurora Melo, y de Prensa y Propaganda, Iván Rebollar, ambos
del PRD chilango, piden al presidente Enrique Peña Nieto separe del cargo a
Pedro Joaquín.
Aducen
que la reforma a los artículos 27 y 28 constitucionales “ha generado
sentimientos encontrados entre la población, de optimismo, indiferencia, duda,
desconfianza y rechazo, ante el temor de que los cambios pudieran representar
una gran oportunidad o un enorme riesgo de que la apertura del sector
energético del país resulte el robo más grande de la historia, al permitir la
renta petrolera a particulares”. ¡Sopas! Sorprende la capacidad del análisis
sicológico de masas de estos legisladores.
Pero,
bueno, aseguran que a ello “se suma un sentimiento de indignación tras conocer
que uno de los personajes clave en la negociación de la citada reforma, el
secretario de Energía Pedro Joaquín Coldwell, esté vinculado a empresas que
podrían verse beneficiadas con las reformas legales citadas”.
¿A
qué empresas aluden los legisladores y sus colaboradores del PRD-DF? Simple y
sencillamente a lo que es conocido, que Pedro Joaquín tiene participación
accionaria en cinco empresas relacionadas con el expendio de gasolinas y una
planta de combustible en Cozumel, Quintana Roo.
El
secretario de Energía no lo ha negado. Incluso adelantó que pedirá a la
Secretaría de la Función Pública haga pública su declaración patrimonial;
insiste en que no incurrió en conflicto de interés al aceptar el cargo en el
que lo nombró el presidente Peña Nieto. Más todavía, rechazó haberse hecho rico
con los cargos públicos que ha ocupado, entre ellos el segundo gobernador de su
estado, Quintana Roo, senador, dirigente partidista, diputado federal y
funcionario público en pasadas administraciones federales. Es de familia rica
desde su nacimiento.
¿Por
qué pegarle a Pedro Joaquín? Acaso los estrategas del PRD consideraron haber
descubierto una veta para explotarla políticamente para desprestigiar al
funcionario y a la reforma energética, ponerla en entredicho. ¿Y los ex
directores y el actual director general de Pemex, Emilio Lozoya Austin, y los
miembros de su equipo que han sido denunciados de hacer negocios desde el cargo
en la paraestatal?
No,
al PRD no le interesa hurgar en esos expedientes. Políticamente vende más
golpear al secretario de Energía. Ese el pretexto, acusarlo de conflicto de
interés. Le pegan al gabinete presidencial y, por ende, al Presidente y su
Reforma Energética.
No
se trata de una defensa a ultranza ni oficiosa de Pedro Joaquín. El tiene a
quienes lo defiendan y tanta experiencia política como la ha demostrado en las
entrevistas que, respecto del tema le han hecho. Ocurre que, al leer los
argumentos de quienes piden su cabeza, no hay más que considerar que el PRD
está urgido de asideros y es bueno cualquier pretexto, por más pueril que sea,
para llamar la atención.
¿Pedro
Joaquín estará preocupado? Muerto de risa de los fundamentos de la carta
firmada por la diputada local de la ALDF, Esthela Damián, que en otros tiempos
ha demostrado experiencia, prudencia y capacidad política en tribuna. ¿Quién o
quiénes son los autores de esta estrategia contra Pedro Joaquín? ¡Lástima,
Margarito! Pedro se queda. Digo.
VIERNES.
Por cierto, la coordinadora de la bancada de Nueva Alianza en la Cámara de
Diputados, María Sanjuana Cerda Franco, propuso incluir a todos los grupos
parlamentarios en la subcomisión de dictamen de las leyes secundarias relativas
a la Reforma Energética, es decir, que no se asunto de tres, sino de siete.
Conste.
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