jueves, 3 de marzo de 2016

EPÍSTOLAS SURIANAS (Carta a Don Héctor) De Julio Ayala Carlos

SON, POR DECIR LO MENOS, chingaderas. Y lo que es peor, que solo pasa en nuestro país, en México. Y es que no es posible que alguien que se roba un bolillo para comer esté en la cárcel, y aquellos que se roban millones de pesos, solo vayan ahí de vacaciones, y como los Hughes, la justicia los libere.

En efecto, la familia en cuestión, acusada de saquear el erario de Guerrero y comprar negocios con dinero que era destinado a los pobres en el gobierno de Ángel Aguirre Rivero, y por cuya causa se les encarceló, hoy están libres, con lo que se confirma, una vez más, que en México se castiga el robarse un pedazo de pan, y se privilegia el robo descarado de millones de pesos.

Y es que un juez federal otorgó la libertad bajo caución, bajo fianza, como usted prefiera, a Víctor Ignacio Hughes Alcocer, subsecretario de Finanzas y Administración en el gobierno de Ángel Aguirre, quien fue señalado de haber planeado una red de lavado de dinero que permitió el desvío de más de 287 millones de pesos del erario local y federal.

Por supuesto que este sujeto no es el único que ya recobró su libertad por el desvío de casi 300 millones de pesos. El hermano de Ángel Aguirre, Carlos Mateo, de los mismos apellidos, quien también fue detenido en su momento por el mismo delito, también se encuentra libre, lo que demuestra que la impunidad en favor de los corruptos, es el sello del gobierno.

Cierto es que el salir bajo fianza, es decir, pagando una cantidad de dinero, cosa que no pueden hacer quienes no tienen ni para comprar un bolillo, por lo cual están en la cárcel, no los absuelve del robo y desvío de los recursos públicos, pero en los hechos es como si lo fuera, pues podrán enfrentar los cargos sin ningún problema, desde su casa, y sin duda, gastándose los millones de pesos por los cuales se encuentran en un juicio.

Víctor Ignacio Hughes Alcocer y el resto de familiares, también acusados de corruptos, aunque en mi pueblo a ese tipo de gente los llamamos bandidos y cuatreros, así como ya lo hace Carlos Mateo Aguirre Rivero, de seguro se están riendo, pues ni duda cabe que con los dineros que se robaron del erario público pagaron la fianza que les impuso el juez, y aún les sobra para darse la gran vida.

Y todo porque, como muestra de la impunidad, y de que en el país los que gobiernan pueden robarse el dinero del pueblo, el nuevo Código Nacional de Procedimientos Penales que recientemente entró el vigor, establece que el delito de lavado de dinero a nivel federal ya no es tipificado grave, y en consecuencia, solo basta pagar una fianza para salir libre, y como si nada.

Junto con Mateo Aguirre Rivero, conocido como “El Señor del 20 por ciento”, y Luis Ángel Aguirre Pérez, sobrino del entonces gobernador Ángel Aguirre Rivero, los Hughes fueron recluidos en el penal federal del Altiplano, acusados por la PGR de desviar recursos públicos de entidades federales y locales como la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Banobras, Tesorería de la Federación, Comisión Estatal del Agua, Consejo Estatal de Seguridad Pública y la Comisiones de Infraestructura Carretera y Aeroportuaria del Estado de Guerrero (CICAEG).
Y sin embargo, hoy ya gozan de libertad, mientras las cárceles federales y del estado están sobrepobladas de gente inocente, ya porque se le encontró en su poder un “churro” de mariguana y los convirtieron en capos de la droga, ya porque en un pleito de borrachos se peleó con el vecino, o porque se robó un bolillo en el mercado porque no tenía para comprarlo y comer, o simplemente porque los detuvieron como “chivos expiatorios, o porque no tienen para pagarle el pasaje al defensor de oficio que lleva su caso.

Carajo. Solo en México pasa que quienes se roban el erario público estén libres, y quienes roban para comer, se pudran en las cárceles. Y de esto, hay muchos ejemplos, toda vez que de acuerdo a los abogados, el 95 por ciento de los encarcelados son inocentes.

POR ÚLTIMO, SUPUESTAMENTE por decir verdades, el Fiscal General del estado de Guerrero ha recibido dos jalones de orejas que han de doler hasta el alma. La Secretaría de la Defensa Nacional y el gobernador de Guerrero se han deslindado de las opiniones de Xavier Olea, dichas ante un grupo de acapulqueños afiliados a la Asociación Civil de Acapulco.

Olea dijo verdades como que en Acapulco la delincuencia tiene sus guaridas en las partes altas y que ni el Ejército ni la policía federal y menos la gendarmería, se atreven a subir. Los 400 elementos con que cuenta la Fiscalía en todo Guerrero, y 62 en Acapulco, le hacen imposible hacer operativos en esas zonas en donde, de algunos años a la fecha, se han descubierto fosas clandestinas y el índice de secuestros es de los más altos del país.

Olea también opinó del nuevo sistema penal acusatorio. Dijo que, ante la falta de preparación del aparato de justicia de Guerrero, el nuevo sistema será causa de más impunidad. “Hay que agarrarnos todos, a partir de junio, pues muchos delincuentes no pisarán la cárcel”, dijo. A Xavier Olea le han jalado las orejas por decir la verdad. Tiene algo en su favor: la fiscalía ya es autónoma; de lo contrario ya le habrían obligado a renunciar. Todo por decir la verdad.

Aunque claro, a Xavier Olea siempre se le va la lengua, y a cada rato es desmentido.


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