sábado, 14 de enero de 2012

TERCERA VIA. 2012, EL AÑO DE LAS MINORÍAS, Ernesto Rivera Rodriguez

En los últimos veinte años, antes del 2000, el votar  para determinar la voluntad popular constituyó una importante, sino es la que más importante fuente de realimentación para las élites gobernantes priístas, para luego romper el ciclo priísta con el triunfo del panismo foxista, gracias al sufragio de las grandes minorías, y es ahí en donde el paradigma político emergido de la Revolución Mexicana, el Partido Revolucionario Institucional, deja de ser el partido de las mayorías.
El 2012, va a reafirmar este fenómeno político, y hoy que las condiciones políticas, económicas están en crisis y las sociales al punto del colapso, léase seguridad, se va a fraguar que sean las grandes minorías las que decidan el triunfo del primer domingo de julio. No va hacer el 51 por ciento de las mayorías, sino  y de acuerdo a los estudiosos y expertos, más allá de ese  51 por ciento, de los cerca de 74 millones de empadronados a nivel nacional, de acuerdo al IFE, que se alinearan pese a  las grandes élites políticas y corporativas  del priísmo tradicional y del PRD corporativo de las grandes masas, y que sobredeterminara, lo que antes, el 51 por ciento era un instrumento decididamente tosco, y puramente cuantitativo, cuando en este proceso electoral ya en marcha, las grandes minorías se han visto amenazadas y están dispuestas a  cambiar y que ardientemente lo desean, sin que los encuestadores logren ni siquiera oler, otear, o concederle vital importancia a estas cuestiones, cuando sus opiniones deben de ser sujeto de una firme y seria valoración más intensa que la habitual.

En una sociedad de masas como la nuestra, los conocidos defectos de los gobiernos, han sido tolerados: los despilfarros y la gran mitomanía y perversión de MAB,  la ceguera y el nepotismo aguirrista,  porque entre otras cosas, la generalidad de las minorías carecían de poder estratégico para romper el sistema, pero hoy, y ahí está el caso de los normalistas de Ayotzinapa, o la CETEG,  o los ecologistas de la Sierra de Petatlán, esto ya no ocurre en la sociedad finamente reticulada de hoy, en la que todos somos miembros de grupos minoritarios.
De ahí que las percepciones de las casas de apuestas, léase, de encuestas, deberían de romper sus propios paradigmas pseudo teóricos, y darle una vuelta de timón a la ciencia de las estadísticas, que ineficazmente maquilla el Inegi, y ellos mismos para entender que pasa en el bajo mundo de las grandes minorías, que le van a dar sin lugar a dudas, al traste a sus pomposos y millonarios resultados (por aquello de lo que cobran por hacer el traje a la medida).
Por ello en lugar de buscar sencillos votos afirmativos o negativos, se requiere y se necesitará identificar potenciales variaciones con preguntas como: “Si abandono mi postura sobre el aborto, abandonará usted, la suya sobre la negación de abrir PEMEX, a la iniciativa privada?, o “Si admito el aumento del impuesto sobre la renta, -ISR- ¿qué ofrecería Ud. usted a  cambio?.
Cómo interpretar las necesidades de las grandes minorías, que no tienen hoy la oportunidad de ir al cine una vez al año, y salir un fin de semana de vacaciones una vez en el sexenio, entonces de que nos sirve tanta tecnología si no conocemos ni un milímetro de la piel de las inmensas minorías, que habrán de darle la vuela de tuerca al proceso electoral del primer domingo de julio del  presente año, sin que el IFE o el Instituto Electoral del Estado de Guerrero, sienta agitación o se le enchine la piel
Hasta donde se ve,  en ningún equipo de los aspirantes presidenciales se observa categóricamente, ni por equivocación semejante presunción, la de atender a las grandes minorías, en una sociedad como la mexicana, altamente desmasificada, pese a lo que las grandes televisoras tan sólo por vender tiempo y espacio, por que no tienen otra cosa que ofrecer, pretenden arrinconar a la inmensa diversidad de la ciudadanía en acartonadas opiniones, fuera de la realidad y muy fuera, lejanamente de los intereses mediatos y pegados a la piel, de ese elector que decididamente no está solo, que es parte del gran conglomerado de las minorías hasta ayer desesperadamente excluidas, y que de esa exclusión oficial, han realizado su inclusión social y política sin partido, determinante en  las decisiones políticas más importantes en la que nos toca participar: sufragar. Email:gernestorivera@gmail.com