En este país donde
hasta las cucarachas roban el oro a la vista de los dueños, en el PAN de los “moches de mochos”, se
destapa una mínima cloaca apestosa a corrupción internacional. Luis Alberto
Villarreal, puso de moda los moches a recursos federales entregados a presidentes
municipales. Práctica común entre diputados de casi todos los partidos. No se
olvide los algoritmos de los hermanas Zavala y su industria de fraudes
Hildebrando. Y ahora, el hermano del archiduque de la falacia y la ambición,
Javier Lozano ex secretario del trabajo y actual senador de la republica,
resulta que su hermano es señalado por cometer actos de corrupción con empresa
internacionales. Aprovechando los contactos de su hermano, Gerardo de los
mismos apellidos, en compañía de el ex presidente español José María Aznar y el
ex embajador de Estados Unidos Jeffrey Davidow , “fusionaron una consultoría y
un despacho de negocios para ir por contratos en los sectores de
Telecomunicaciones y en Pemex”; y lo que
se acumule. El colmo es que no sólo los chinos son dueños de la imagen de la guadalupana,
Gerardo Lozano fue el maquinador del atropello y robo a PEÑEX, al permitir que
la marca “PEMEX”, le fuera arrebatada a petróleos mexicanos por intervención de
la empresa INTERMIX, de la cual es socio Gerardo Lozano. O sea, que si Reynosa
es tierra sin ley gobernada por los barones de la droga; en el senado y la
cámara de diputados opera una gavilla de bandoleros con fuero cuyas armas
tácticas son el chantaje, el manejo de información confidencial y la corrupción
con hermanos, primos, compadres, amantes que desangran a este país hundido en
la peor crisis de credibilidad de sus instituciones. Si eso pasa al interior
del PAN cuya caída en términos electorales es abisal, ya nada nos espanta, ni
la boda del junior chiapaneco con una actriz de televisa, va por mal camino el
joven gobernador de Chiapas.
ROM: el reto
En medio de una guerra mediática y de
calambres en los testículos, fue confirmado como gobernador sustituto, Salvador
Rogelio Ortega Martínez. Previo a la súbita aparición de Sofío Ramírez y cuates
que lo acompañaron en ese round de sombra ligera. Mientras en el ánimo de los
maestros y miembros de los 43 padres o quiénes les han arrebatado la bandera de
la muerte de sus hijos para lucrar con ella, en la capital del dolido estado
suriano, Chilpancingo, hubo quemas de autos, paralización de la capital que
siempre, como la borrachita, esta tomada. Ese antecedente es una muestra de que
las buenas intenciones de ROM, dichas en su discurso, van a chocar con el muro
de la negatividad y con la tormenta electoral que amenaza con zozobrar por las
acciones focalizadas de grupos radicales, y opacar el proceso del 7 de
junio. Tal parece que la advertencia es:
no pasan las elecciones si no se negocia con ellos. En este marco referencial,
el discurso de ROM fue sobrio. Se allegó lugares comunes gramaticales de la
retórica suriana, recalcando el caso de Iguala. El maestro de la UAGro, ahora
tiene un reto de seis meses de duración en donde para empezar tiene que limpiar
los “dentros” cancerígenos más sensibles de un gobierno como el de Guerrero;
las finanzas públicas.
Porque en medio del desasosiego social, los
altos índices de violencia, las pugnas por controlar territorios y convertirlos
en pequeños estados feudales a cargo de
un comendador que dicta leyes y sentencia a enemigos o mata por el sólo placer
de matar, ante la complicidad o “dejar ser” de una policía coludida con los
barones del opio suriano, el reto es inmenso.
Pese a las criticas de diputados, ROM tiene
un compromiso mayúsculo y si no empieza -donde esta el pan- como dicen los
campesinos que es el manejo transparente de los recursos, estos seis meses
incendiarios podrían llevarlo derechito a un pozo que cubriría un alud de
corrupción imparable y que carece de una
trampa que se abre y cierra por dentro como en el libro de Murakami “El pájaro
que da cuerda al mundo”.
Y comenzar a limpiar la casa si no lo hace,
las buenas intenciones dichas en su discurso, se van a convertir en estatuas de
sal y su paso por la gubernatura en tiempo de sangre, será muy cuestionado. Ayer
martes, grupos de normalistas que quieren plazas sin pasar por el filtro de un
examen de oposición, quemaron papelería en las oficinas de la SEG y acuñaron el
link incendiario; “si no hay diálogo habrá quemazón”.
¿Es una medida de presión para comprobar
hasta donde se revienta el hilo y por donde?
Rogelio es un hombre que conoce la teoría
política. Habrá que ver si la aplica en un estado hundido en años de corrupción
y manejo discrecional del erario público como si se tratara de la billetera
personal de los inquilinos de Casa Guerrero y del secretario de finanzas, y para
empezar evitar el doble cobro de salarios de trabajadores de la universidad y
darle indicaciones precisas a su secretario de finanzas para que de inmediato
limpie la cueva de Alí Babá que gobernadores de todos los partidos convirtieron
en caja personal.
Es la hora Rogelio, no te queda de otra. La
acción nace del pensamiento que la crea y la teoría política, es una praxis
suprema en la realidad, no en el discurso, y el pueblo de Guerrero, te va
apoyar.
De reojo
Recién legado a Guerrero, me encuentro con
las cifras de tres encuestadoras; “Mendoza Blanco y Asociados”, “Buendía y
Laredo” y la del Instituto Internacional de Estudios Wilson Center, en las que
Beatriz Mojica Morga le lleva 8 puntos al candidato del tricolor. En este mismo
espacio, escribí que si se logra concertar un espacio de autonomía regional
entre la ciudadanía y el PRD, en Guerrero, surgiría un fenómeno de autonomía regional
de gran calado y que si el equipo de BMM, desencadena la participación de las
mujeres y jóvenes, su triunfo es casi seguro.
Y por lo visto los del Verde Ecologista no
le ayudan al tricolor, en Acapulco matando especies en extinción y en el DF,
regalando autos a conspiradores electorales.
¿De verdad habrá debate inteligente y
propositivo hoy miércoles en temas candentes para Guerrero, o se van a sacar
sus trapitos al sol? Haber ¿quién tiene su mugrero en el closet de su vida
publica y cómo tratarán de impedir que lo que ya se sabe no se vuelva a saber.