jueves, 9 de febrero de 2017

MIRADA INTERIOR A cien años de la Constitución Jornadas Altamiranistas Por: Isaias Alanís

Una constitución es una real unión de todos en una sola idéntica persona,
 lograda por convenio de cada hombre con cada hombre, de tal manera que
uno de ellos pueda decir al otro: Yo autorizo y otorgo mi derecho de gobernante
a este hombre o a esta asamblea, con la condición de que tú desde el mismo
derecho lo autorices para actuar en todo de esta manera’.

Thomas Hobbes, Leviatán

Que paradoja hoy todos resultaron constitucionalistas, se esgrimen argumentos en foros y encuentros de sabios sobre la constitución para realizar un balance honesto y real sobre su eficacia o nulidad republicana  y tender puentes sobre el entendimiento jurídico. Pero ¿qué carajos es una constitución? La palabra “constitución” viene del latín cum, “con” y statuere, “establecer”. "Forma o manera de establecer las reglas de funcionamiento y distribución del Poder publico”. Aristóteles la definió en el libro III de la Política como: “un orden instituido por los ciudadanos de una polis con el fin de regular la distribución del poder”.

Y como un espacio periodístico no es para hacer una historiografía de la constitución, simplemente señalaré que es: “la norma jurídica suprema que rige la organización de un Estado, estableciendo: la autoridad, la forma de ejercicio de esa autoridad, los límites de los órganos públicos, derechos y deberes fundamentales de los ciudadanos garantizando la libertad política y civil del individuo”.

Dejamos en el tintero a otros pensadores y aterrizamos en México, el Constituyente del 17, específicamente Carranza, se pasó por las barbas el articulo 127 de la Constitución de 1857, casi idéntico al 135 actual; mi abuelo decía que Carranza se “carranció” la Constitución para mandar en México en plena hoguera postrevolucionaria, desde ahí está el mal. Y la pregunta es muy seria, aunque parezca ridícula. ¿Se respeta en México los preceptos y lineamientos constitucionales?
La vox populi, afirma que no. Entonces, ¿a cien años de proclamada la constitución de México ha resultado un fiasco o un instrumento del poder direccionado a ciertos segmentos y no a todos los mexicanos?
Vasta con echar una ojeada a los últimos años de la vida nacional para percatarse de que infinidad de leyes constitucionales han ido a parar al cesto de la basura: normas jurídicas, la organización de un estado, la autoridad y su ejercicio, los límites de los órganos públicos, los derechos y deberes fundamentales de los ciudadanos y la libertad política y civil del individuo.
Y entre paréntesis, existen estados de la nación donde la constitucionalidad no vale nada, otro poder metaconstitucional rige la vida de centenas de miles de mexicanos en territorios cogobernados por el crimen organizado, o por gobernantes corrompidos como en Veracruz, Sonora, Chetumal, Chihuahua, Nuevo León, por citar solo a los más sobresalientes donde la violación sistémica a la norma constitucional es un escándalo. México está perdido en las garras del anticonstitucionalismo terminal, por ejemplo, la división de poderes es una utopía en nuestro país, no existe, galimatías que ha podrido los cimientos de la propia constitución y ha menguado su supremacía jurídica, propalando lo contrario a su espíritu como eje rector de una nación.
Suena gacho, pero esta es la realidad. ¿Y qué hay que hacer? ¿Otra Constitución como pretenden o enmendar y corregir la existente? Lo más sano, respetarla y someterse a sus ordenamientos y al mismo tiempo limpiar la casa de atrocidades cometidas al amparo de la constitución y contrario a su espíritu. La constitución se ha convertido en una herramienta al servicio del poder y no de los mexicanos.
No es una chamba imposible, es un deber. Los encargados de guardarla y hacerla cumplir hacen lo contrario, ¿qué nos queda a nosotros, hombres y mujeres de la calle? Exigir que se cumpla. Nosotros no tenemos nada que festejar, los que se han aprovechado de ella en cien años, si, y que ojeis… ¿no? Estamos hablando de gobernantes, senadores, diputados, alcaldes y hasta el último eslabón de la cadena del poder. A la constitución la han tomado como instrumento de poder para unos cuantos, violando su espíritu liberador, democrático y de ordenamiento de un estado de derecho. “Tú sabrás si permites que te humillen…”. Canción de moda idónea para la Constitución y los  migrantes mexicanos a los que Trump persigue con saña y benevolencia de Videgaray. La rola la escribió una mexicana ejemplar, la sonorense Alma Rosa Siller Contreras, al regresar su visa a Estados Unidos y propinarle una cachetada mediática en su “carota” a Trump.

JORNADAS ALTAMIRANISTAS

Como ya es una tradición en Tixtla, Guerrero, el próximo sábado 11 de febrero se inaugura una emisión más de las jornadas Altamiranistas en honor del gran pensador, escritor, novelista, periodista y hombre de acción, Ignacio Manuel Altamirano Basilio quien nació en esa población en el año de 1834 y falleciera en San Remo en 1893.

En esta emisión se contará con artistas de diversas regiones del estado y del país. Habrá conferencias, recitales, presentaciones de libros y comenzarán las Jornadas con un magno desfile por las céntricas calles de esa villa cuyo frescor provinciano nos recuerda a las poblaciones del México de principios de siglo por sus callejuelas, barrios y esa vida donde la pasión y las tertulias, fandangos, fiestas familiares y comunitarias nos retrotraen a la propia narrativa de Altamirano.
La Secretaría de Cultura que preside el también escritor, Mauricio Leyva Castrejón, ha puesto especial atención a este evento. En hora buena.
Pues a prepararse para disfrutar del arte, cultura, gastronomía, mezcales y eventos en Tixtla, Guerrero, en honor al pueblo tixtleco y del autor de Navidad en las Montañas.

DE REOJO
¿Que pasa con la basura Jefa, la basura? Que tristeza ver a Chilpancingo convertido en una pocilga envenenada y un escenario imparable de violencia, y para acabarla de amolar al inicio de la cuaresma, sin agua.

El alcalde capitalino debería decir “Yo” y agarrar al toro por los cuernos. ¿Si no, quién?