No se sabe cuántos alemanes han leído Mi lucha
de Adolfo Hitler en las últimas décadas, pero el próximo enero se podrá editar
por primera vez, después de 70 años, en Alemania; libro del hombre que devastó
Europa en la Segunda Guerra Mundial. Los derechos de autor prescribirán en
aquel país, pero en otros no ha habido problema. Aquí se ha distribuido desde
hace décadas. Yo lo compré en un templete hace diez años en el tianguis que se
pone entre la Plaza de toros y el estadio del Cruz Azul. Un libro con ribetes
rojos lleno de swásticas lanzado por la Editorial del Partido Nacional
Socialista de América Latina, pero impreso en forros en México, en el año 2000.
Debe ser un libro de cabecera de algunos políticos en cuyas conductas se
evidencia el desprecio a lo que Hitler llamaba razas inferiores. En su libro
nos toca directamente a los latinoamericanos ya que sostiene que se dio una
fusión de razas inferiores y por lo tanto lo seguimos siendo. Por el contrario
dice que en Estados Unidos – y lo alerta-, al fusionarse la raza aria con
“seres morenos”, la grandeza de la raza rubia desapareció. Se agarra mucho
patín al leerlo, porque la larga historia tenebrosa que relata parece de
ciencia ficción. Y no hay mucha diferencia con las verdades históricas que
todos conocemos. La escribió entre 1924 y 1926 y la inició cuando estaba
confinado en el presidio de Landsberg por el atentado en el que murieron varias
personas. Un Sigfrido peligroso - pero feo pese a su soberbia por la raza
aria-, cuyas teorías causaron la muerte de 40 millones de personas, 20 millones
de las cuales las puso la URSS. A lo mejor algunos de los políticos mexicanos
se apoderaron de sus tesis sobre propaganda, la que Hitler privilegió sobre la
organización, para la que favoreció a los prácticos sobre los intelectuales. a
los que aborrecía. Aún así, el dirigente perfecto, el Führer, debe ser una mezcla de los dos, según él. Libro
oscuro, inhumano, antisemítico, que puede ser poco útil en un mundo en el que
el neonazismo se ha trasminado a tal
grado, que no se necesitan teorías para su desarrollo. Mejor leer libros llenos
de vida, alegres, plenos de humorismo, como El libro inútil del escritor
sinaloense Roberto Pliego (Editorial Planeta 2004), en el que en más de 170
páginas nos disemina todas aquellas cosas que según su entender burlón, son
inútiles, pero que al leerlas no solo
nos ilustran sino que nos dejan un placer liviano, de reconquista de la vida,
algo que los enfermos, los cargados de odio,
como el llamado Führer, jamás tuvieron. Imagínense leyendo los
mandamientos de un robot, algunas posiciones del Kamasutra, las pulquerías de
antaño, las tallas del brassier, el manual del perfecto modernista, entre
cientos. Me gustaron las teorías que dieron los grandes personajes, filósofos y
escritores sobre porqué un pollo cruza la carretera. A lo sesudo de sus tesis,
les dio la vuelta una niña de nueve años, diciendo que el pollo cruzó la
carretera porque quería estar al otro lado. Nada menos.