Sustitutazo…
Corrían
como venados; parecían liebres, saltando. Como cobardes que son, huyeron del
lugar, y ni siquiera les dio tiempo encender las bombas molotov que tenían
preparadas, ante el pueblo que ya
cansado, tomó la decisión de desalojarlos del Palacio Municipal. Doce
horas después, tú, como gobernador,
entregabas el inmueble al alcalde tlapaneco y a los habitantes de este
municipio.
Así
cuentan los vecinos de Caltitlán y del barrio El Peligro, como fue el desalojo
del Palacio Municipal, que por siete meses mantuvieron los miembros del MPG, y
quienes se erigieron en autoridades y en consecuencia decidían, por sobre la
ley, quién podía transitar por las calles de Tlapa o realizar eventos sociales.
En
efecto, durante siete meses, el MPG, integrado por dirigentes del PRD, miembros
de la Ceteg y grupos anarquistas, tomaron el
Palacio Municipal de Tlapa, como otros más del estado, tomando como
pretexto la desaparición de los 43 normalistas en Iguala, y con el pretexto de
exigir justicia, no solo abandonaron las aulas, sino también retuvieron y
secuestraron personas, entre ellas a periodistas, además de tomar y causar
destrozos en inmuebles públicos, sin que nadie les dijera nada.
“Estamos
de luto y nadie puede hacer ningún evento”, dijeron como pretexto para irrumpir,
el 13 de diciembre pasado, en la entrega de reconocimientos a periodistas de
todo el estado, organizado por el Club de Periodistas del Estado. Con ese mismo pretexto, los dirigentes de este grupo,
encabezados por Arnulfo Cerón, no solo secuestraron a los periodistas que junto
con sus familias, sino que también, a sus dirigentes, les formaron un juicio
popular, con el apoyo de policías comunitarios.
Ese
hecho fue uno más de los cometidos por los miembros del MPG, quienes por sobre
la ley se auto-erigieron en autoridades, lo mismo para juzgar y castigar, que
para castigar a quienes consideraban sus enemigos. Y lo mismo le ocurrió a
miembros del INE, a quienes también secuestraron, a quienes les exigieron que
no realizaran los trabajos de organización de las elecciones del 7 de junio.
Sin
embargo, la gota que derramó el vaso fue la quema de las papeletas que habrán
de utilizarse el día de la elección que realizaron el lunes, en un acto más de
violación a la ley de provocación a las autoridades federales. “No habrá
elecciones”, dijeron, seguros de que una vez sus actos y excesos quedarían
impunes.
Y
sin duda la quema de las boletas y el destrozo a las oficinas del INE en esta
ciudad de Tlapa hubiera quedado como un hecho más del vandalismo con el que se
conducen, a no ser que los miembros del MPG, con palos, piedras y bombas
molotov, irrumpieron violentamente en una casa particular del barrio de
Caltitlán, donde se encontraba la papelería, causando destrozos al inmueble, lo
que causó el malestar de los habitantes de ese lugar.
“Ya
estamos cansados de ellos. De que se sientan los dueños de Tlapa. Si no les
ponemos un alto, al rato nos van hacer lo que quieran”, dijeron, y armados con
palos, unos 200, llegaron al Palacio Municipal donde se encontraban los del
MPG, a quienes conminaron a retirarse del lugar. Sin embargo, envalentonados
por tantos meses de impunidad, primero se hicieron de palabras, y luego pasaron
a los empujones, sin embargo, al verse superados en número, toda vez que
habitantes del barrio El Peligro se unieron a los de Caltitlán, huyeron
despavoridos.
El
repique de campanas de la catedral fue casi al mismo tiempo, y mientras en su
huida, “saltando como liebres”, los del MPG incendiaron una camioneta
estacionada en la parte frontal del Palacio Municipal, otros, despavoridos, no
pudieron encender las bombas molotov que tenían preparadas.
El
pueblo se alborotó. Las campanas seguían repicando. El temor se apoderó de la
población.
Doce
horas después, como gobernador sustituto, te hacías presente en el corredor del
Palacio Municipal, resguardado por policías municipales. Ahí, ante cientos de
tlapanecos, dijiste que el inmueble, y toda la población, estaría resguardada
por policías del estado, policías federales, miembros de la gendarmería, y del
Ejército que, dijo “ya vienen en camino”.
“Es
el pueblo quien decide que se habrá el Palacio Municipal”, dijo, y agregó: “el
pueblo es el que manda”, mientras que el alcalde interino, y los presentes,
entonaron el Himno Nacional a coro.
“Sí.
Saltaban como liebres. Huyeron como cobardes, y más algunas que se dicen
maestras y que iban gritando sin que nadie les hiciera nada”, dijo un vecino
del lugar que estuvo presente en el desalojo.
Y
mientras esto ocurre en Tlapa, en otras partes del estado, los tres principales
candidatos a gobernador, a sucederte en
el cargo, continuaban cerrando campañas, multitudinarias por cierto. La
elección, tú lo sabes, está a la vuelta de la esquina.
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julio651220@hotmail.com