jueves, 23 de agosto de 2012

El Ciego Universal. Por J.M. Gómez.


Para el firmamento intelectual de América Latina,  Jorge Luis Borges es un astro cuya luz continua iluminando. “Uno de los mas destacados intelectuales de la pasada centuria” como lo califican los críticos, y que hoy al celebrar el aniversario de su nacimiento, debe ser tomado como un baluarte de la lengua española, en una era donde las tecnologías de la información amenazan con alterar su frágil diseño.
La suya fue una historia como la del siglo XX, construida por medio de ironías  pues, aunque quedo ciego a los 55 años, consiguió  con sus relatos, sus ensayos y su poesía, abrir los ojos de las personas a una realidad mutable llena de  posibilidades, donde el mismo infinito era tangible y susceptible de manifestarse a nuestro alrededor; aunque en sus paginas el mundo entero parece estar contenido con una minuciosa simetría, no fue un pendenciero vagabundo entregado a sus delirios que plasmo en sus paginas su tragedia personal (como Rimbaud o Badelaire)  si no un voraz lector que alimento sus ideas con Wilde, Poe y otros exponentes de la literatura ante la cual su figura no se ve empequeñecida.
A pesar de que en el terreno de la política y las ideologías siempre se mostro  como enemigo del  fascismo y el comunismo por igual,  lo paradójico es que aceptó condecoraciones de Pinochet y la junta militar argentina en aquella oscura época de las dictaduras en Sudamérica, razón por la cual el premio Nobel le fue elusivo por casi treinta años.
Nacido cuando el siglo XIX agonizaba y la revolución industrial comenzaba su recta final, muchos le han atribuido una transformación de la manera de escribir, conformando un triunvirato junto a Joyce y a Franz Kafka. Con historias que abundan en la naturaleza del tiempo, el infinito, los espejos, laberintos, pero también historias, más o menos reales, de la vida sudamericana; historias de héroes populares, soldados, gauchos, detectives y figuras históricas, mezclando la realidad con la fantasía y los hechos con la ficción.

Mientras la masificación de la comunicación nos vuelve simples parámetros y estadísticas dentro de bases de datos, resulta interesante ver como Borges otorgó una importancia muy grande a la identidad y sus misterios. Hoy, después de tanto tiempo, El Ciego Universal debe reposar gratamente en ese cielo anhelado, que visualizó como “una biblioteca infinita con todo los libros que se han escrito en la historia y todo el tiempo de la eternidad para leerlos” satisfecho por dejar un largo listado de  textos para fascinar a las nuevas generaciones que tan urgidas están de los viejos cuentistas.