A la memoria de Octaviano Santiago Dionisio, un perredista de cepa.
Armando Bello, cliente reincidente deudor de la CFE, |
Felipe de Jesús Calderón Hinojosa
tiene similitud con Carlos Armando Bello Gómez, ambos destrozaron sus
organismos políticos. El primero al Partido Acción Nacional (PAN); el segundo,
al Partido de la Revolución Democrática (PRD) en esta cabecera municipal. A la
par, perdieron credibilidad y se alejaron no tan solo de los postulados
esenciales del instituto en cuestión, sino que al final les valió madres todo.
Prefirieron salvar su pellejo; bueno uno de ellos al menos. El otro tendrá que
responder a las auditorías estatal y federal, por escandalosos y cuantiosos
desvíos de recursos económicos, oscurantismos en la aplicación de los capitales
económicos y no otorgar a la ciudadanía con ética la atención debida como
empleado del gobierno. Mostró su innata inmoralidad.
El PRD, en manos de inexpertos y manejada en teoría por bisoños
personajeros que no entienden la política como el arte de la negociación, se
les fue de las manos, lo que la vacía y hueca cabeza no pudo frenarles para
atajar la derrota anunciada. Primero por un mal manejo de las políticas
perredianas, con sujetos ajenos al ejercicio de la mediación en el quehacer de
la grilla, del manejo de ideas y de la destreza de mostrarse imparcial en los
pactos que habrían de hacerle allegar votos a un candidato sin credibilidad en
él mismo, alejado de la sociedad que mancillaron y vilipendiaron en todos y
cada uno de sus actos; pero, además un aspirante perredista, que ya iba
derrotado antes de llegar a las urnas. Esto debido a los significativos
marchistas de aquella caminata del cinco de mayo del año pasado. La marcha de
los traidores. Regidores, sindica y perredistas “renombrados” falsearon sus
votos y. . . allí habla el resultado.
Las huestes perredistas amparados bajo la sombra de un “caudillismo
intransigente” de Andrés Manuel López Obrador, los cegó pensando que AMLO, es lo
mismo que todos y cada uno de los aspirantes. Reza el dicho: “Aunque sean del
mismo barro no es lo mismo bacinica que jarro”.
Perredistas de acción y no de pensamiento; duchos en todo, pero ajenos a
las realidades sociales, se perdieron, se extraviaron. Mostraron el cobre de su
insana ambición. La actitud de asumirse como patriarcal del alcalde atoyaquense
Bello Gómez del PRD, lo llevó a la sepultura, en una muerte más que anunciada
-¡Ay García Márquez, cuánta falta les haces para que te lean; mejor dicho te
entiendan- en un pueblo masoquista que en silencio, votó antes de que los
botaran. No supieron ni tuvieron la capacidad los del Sol Azteca de sostener
con firmeza pese a que les dividieron y quebraron al PRD. No por lo que se
fueron pues esos son mercenarios de la política, sino por los que supuestamente
debieron tener como diría la sirvienta: “el sartén por el mango”. No, lo
agarraron de la parte que estaba caliente. ¡Y vaya que se quemaron”. Pobres
ilusos.
P.D. Sigue el robo hormiga de bienes inmueble de la comuna hacia casas
particulares.