El sábado pasado nos dieron otro golpe en la
economía familiar. Volvieron a subir de precio los combustibles. Aumentaron las gasolinas: la premium cuesta
$11.02, la magna $10.45 y el diesel $10.81, Van con este incremento, ocho, que
ocurren en este año, de 36 aumentos que impasiblemente veremos en los próximos
poco más de dos años, y es que así, fue aprobado por los diputados y se le dio
carácter de ley para que no hubiera broncas en lo posterior con el futuro color
del gobierno. Esta medida se determinó cuando aún no se sabía nada del
resultado electoral, por lo que, fuese quien fuera el próximo presidente de la
República, los sangrantes aumentos a los combustibles, persistirían infamemente
y ahora, si el Tribunal Federal Electoral (Trife), le da el visto bueno a Peña
Nieto, con mayor razón.
Nadie dice alguna cosa en contra de esta situación,
llámese como se llame, pareciera que hay una
gran conformidad con esta fregadera
que vemos llegar venir los segundos sábados de cada mes. Los dizque más
abusadillos, “corren con sus autos a llenar el tanque”, como si la vorágine de
esa cuestión que nos envuelve, se resolviera.
Mi experiencia personal al respecto, me clarifica con
sencillez la erosión que ha venido sufriendo el dinero. Recuerdo que hace
algunos meses, al pagar los 20 litros de la gasolina más barata que le pongo a
mí coche, o sea, la premium, el despachador me devolvía 25 pesos, como cambio
de un billete de 200 pesos. Sin embargo, al ir transcurriendo los meses,
empecé a observar el
descoloramiento pausado del valor al
billete destinado a liquidar la gasolina. Hoy en día, esos 25 pesos de cambio
que me regresaban, se esfumaron irremediablemente, ahora, por los mismos 20
litros de gasolina que le pongo a mi auto,
tengo que pagar los 200 pesos y aparte tengo que dar otros 9 pesos, o
sea, con esa disposición legal, ya no tan solo no me sobran los 25 pesos, sino
que ahora se me van de la economía familiar, 9 pesos; desembolso la cantidad de
209 pesos y no 175 pesos como sucedía hace meses.
¿Cómo ve este asunto que nos está quebrando económicamente en forma lenta y pausada, “para que no si sienta tan feo y para que no
nos duela tanto”. Eso es lo que se logra con esta situación que tiene “un
futuro esplendoroso”, mientras caminemos como hasta ahora, donde la práctica
del masoquismo, es ley entre muchos mexicanos.
Pero, estos frecuentes y constantes aumentos en los
combustibles, no vienen solos, no son aislados, pues los productos básicos en
una familia de a pie, también recienten esta anomalía económica, pues esta
sirve de justificación (real) para que los costos de estos, se eleven, como los
casos del huevo, de la carne, del pollo, de la leche, del frijol, del arroz, de
la azúcar, del aceite, etc.
El Gobierno Federal aduce que esto lo hace para
quitarle el subsidio a los combustibles, “que solo benefician a los que más
tienen”. Situación en nada creíble,
ya que la gran mayoría de los más de 110 millones de mexicanos que somos, se ve
afectada inmisericordemente con la práctica de esta irregularidad, ya sea
directa o bien, indirectamente.
No obstante, estos aumentos no le hacen ni cosquillas a
un gran empresario, a un perro grande del gobierno, a un diputado, a un
senador, etc., por lo que no se ve por ningún lado, el supuesto beneficio que
trae el subsidio gubernamental a los combustibles a los dueños del dinero y los
privilegiados, como lo arguye el gobierno federal para fregar más al jodido, al
irle retirando gradualmente el subsidio….HASTA PRONTO.