Tanto la Auditoria Superior
de la Federación, como la Auditoria
General del Estado, así también la Controlaría Estatal, tienen como obligación
realizar una exhaustiva indagatoria en torno al cabildo de Atoyac, desde el
presidente municipal, sindica y hasta el ultimo de los regidores, para
averiguar en qué y dónde fueron
canalizados los recursos económicos otorgados para la realización de su
trabajo. Pues el manejo discrecional de los presupuestos, fue a terminar a
algunos regidores y familiares del alcalde Armando Bello Gómez, según se
desprende de algunos representantes populares.
La demanda de las
comunidades en la solicitud de apoyos en las escuelas que desde que asumió la
alcaldía Carlos Armando Bello Gómez, ninguna recibió la atención educativa en
enseres materiales para otorgar educación a menores de edad, niños de primaria
y escuelas de telesecundaria. Los casos son desde la comunidad El Iris, como
Zacualpan en la parte baja de esta comarca cafetalera. La SEG, tiene la
ineludible obligación de investigar el destino de los recursos que de manera
conjunto aportó Sedesol federal, que ésta dependencia por cierto, cerró
proyectos hacia los atoyaquenses, porque no les han comprobado lo aportado.
Aunque se sabe que el alcalde acusa a los funcionarios de Sedesol de
“centaveros”; principalmente al titular de Microrregiones en la entidad
suriana.
La comunidad El Paraíso
padeció en carne propia la ausencia de los servicios médicos, a no ser los
prestados por el ex delegado Agustín
Sotelo Aguilar de esa población que asumiendo con calidad humana su función, gestionaron ante la federación
apoyo en medicamentos y médicos particulares para aliviar enfermedades propias
de madres embarazadas y niños en crecimiento. Abandono total en programas de
detección de cáncer cervico uterino a no ser por la regidora Norma Mesino
Mesino, con un grupo de mujeres y de la sociedad civil que con el Grupo Reto de
Acapulco, se les dio la orientación debida, sin que en ello el gobierno de
Bello aportara lo que por ley le corresponde. Hoy, se le niega a los
atoyaquenses los servicios médicos de análisis de la próstata, y otras letales
enfermedades, solo por ineptitud de una autoridad que en vez de administrar llegó
con su gavilla de malhechores a saquear planes y proyectos que no serán repuestos
jamás, pues el dinero que debió aplicarse, se “esfumó”. Al rato vayan a
protestar contra el nuevo alcalde el priísta Ediberto Tavarez Cisneros, que
nada tiene que ver.
Ausentes las plantas
tratadoras de agua, pese a que estudiosos de la UNAM, al mando del ingeniero
Sergio Zermeño, apoyaron para que estas fueran instaladas; aquí hay mucha culpa
del cabildo analfabeto que solo vio en sus tareas agenciarse unos cuantos pesos
olvidarse por completo -debe ser por ignorancia o descuido- realizar su trabajo
lo que trabó el avance de Atoyac, que a decir verdad fueron tres años sin
lograr alcanzar un dígito porcentual en el desarrollo del municipio. Es decir
un gobierno de bagazo, de improductividad, un gobierno falso y patibulario.
La sociedad demandante ha
encontrado discriminación, rechazo, engaño, segregación, exclusión, ausencia,
artimañas, tretas y mentiras tanto del cuerpo edilicio -que nunca funcionó y
que se hizo complicidades con el primer edil, que al final lo engatusaron, lo
engañaron. Cuanto le ofertaron en jugosa negociación su voto a Bello Gómez, para mantener a un
perredismo claudicante, caduco, ramplón y visceral le dieron una sopa de su propio chocolate: lo
entramparon. Ese cabildito de mediocres es el que debe estar en el banquillo de
los acusados en el centro del zócalo para responder su bajeza y malas cuentas,
tal es el caso del señalamiento de Maribel Santiago Peñaloza, que destacó al
regidor Adolfo Godoy Estrada, que nunca se encuentra en su sitio de trabajo. El
recalcitrante señalamiento en contra de Godoy Estrada que nunca concurrió a una
sesión de cabildo, que eso si es atentatorio contra la Ley.
Bello Gómez, deja deudas
económicas pendientes de saldar a promotores bibliotecarios, maestros que en la
sierra prestaron sus servicios y que solo han
recibido el desprecio de una autoridad incumplida e irresponsable. Dicen
los afectados; “arrogancia de Bello”. Arrogancia es en un hombre culto. Este es
un patán.
Deja incompleta la entrega
de láminas de cartón, fertilizantes, planes de becas, proyectos productivos que
se dejaron de pagar, eventos culturales. Planes para el otorgamiento de lentes
para escolapios.
Un cabildo que merece juicio
sumario; siendo responsable de los desordenes que se han cernido sobre la
sociedad atoyaquense, por la ausencia de los apoyos y respaldos estatales y
federales y eso es de lesa humanidad.
La sociedad responsable y consciente en su momento habrá de señalarle a cada uno de los
representantes indignos e ineficientes, su oscura labor que por obligación debieron ejecutar.