Isaias Alanis Trujillo |
A Luis Felipe, el Chaca
El gran director de cine Luis Buñuel nacido
un 22 de febrero de 1900, en Calanda, España, perteneciente a la provincia de
Teruel en Aragón. Cuya herencia de los famosos tambores de Calanda,
obsesionaron a Buñuel, tradición que viene de las luchas de los aragoneses
contra los árabes. Los tambores se utilizaron como señal de alarma cuando el
ejército árabe se acercaba a la población. Mercedes Iturbe montó una célebre
exposición sobre Buñuel en el Jardín
Borda de Cuernavaca en donde el sonido de los tambores daba
la bienvenida al espectador. Lo más sonado fue la mega fotografía que se mandó
hacer con sus cuates.
Sobre la obra de Buñuel ha corrido mucha
tinta, por lo que nos vamos a centrar en la producción que realizó en México.
De las 32 cintas, 21 se filmaron en México. Pese a haberse nacionalizado
mexicano y haber muerto en nuestro país, el 29 de julio de 1983 en la Ciudad de
México. A Buñuel, se lo pelean españoles y franceses, para nosotros es un
hombre universal, cuya única frontera fue la que logro recrear en sus filmes,
entre la verdad y la mentira, el erotismo pleno y la gazmoñería puritana y
entre la realidad y el contenido social y mágico de sus filmes.
Desde El
perro andaluz (1928) que realizó con su cuate Salvador Dalí y que causo
escozor en intelectuales como García Lorca, y faunos de la literatura como Juan
Ramón Jiménez de quienes Buñuel y Dalí se burlaron fantástica y
surrealistamente.
La filmografía buñuelina mexicana comienza
con Gran Casino (1946); El gran calavera (1949); Los olvidados (1950); que
mereció elogios de la crítica mundial y triunfó en el Festival de Cannes;
Susana (Carne y demonio) (1950); La hija del engaño (1951); Una mujer sin amor
(1951);Subida al cielo (1951); El bruto (1952), Robinson Crusoe (Adventures of
Robinson Crusoe) (1952); Él (1952); Abismos de pasión (1953);La ilusión viaja
en tranvía (1953); El río y la muerte (1954); Ensayo de un crimen (1955);La
muerte en este jardín (La mort en ce jardin) (1956), Nazarín (1958), cinta
basada en la novela de Benito Pérez Galdós. Sin temor a equivocarnos es un
antecedente del Padre Amaro, copia de ésta. Buñuel, cuenta las aventuras de
un sacerdote durante el porfiriato. Es
una historia plena de Buñuel que escapa a la novela de Galdós. Los personajes
se encuentran ante la etopeya del erotismo y su consumación que aparece a lo
largo de toda su obra incluyendo el sadomasoquismo y los juegos plenos de
erotismo que llevaron en Bella de día a
Catherine Deneuve a filmarlos con unas copitas de tinto.
Las otras cintas también emblemáticas dentro
del ciclo del cine de Buñuel son: Los ambiciosos (La fièvre monte à El Pao)
(1959); La joven (The Young One) (1960); Viridiana (1961); El ángel
exterminador (1962) y Simón del desierto (1964).
Con La edad de oro, Buñuel toca la piel de la burguesía y le echa sal a
la herida de los ritos sociales. Poco antes de morir, Breton le confesó a Buñuel: "Hoy nadie se escandalizade tu
obra”. A pesar de que la capacidad de provocación de esta cinta, superó al Perro Andaluz que Buñuel llamó
“películas surrealistas”, y que La edad de Oro le costara la relación
profesional y de amistad con Dalí, gracias a los encantos de su esposa Gala
para entrometerse en la vida del pintor y del cineasta. En esta cinta, nos
muestra una visión crítica de una sociedad en crisis. “Más que un llamado a la
revuelta, La edad de oro se ha convertido en un retrato, ácido y poético, de la
sociedad del siglo veinte…”. Cualquier semejanza con lo que pasa en México es
pura casualidad.
No hay que olvidar que el
franquismo imperaba en España, la Guerra civil y la diáspora de españoles
principalmente a México que establecieron un breve renacimiento de las ideas y
las letras, el pensamiento y la poesía en México. Buñuel se sintió muy bien en
México. La gente, la similitud en muchos rasgos con España, le suministraron al
cineasta de Calanda una visión dual, triangular de coincidencias y divergencias
concurrentes con los que pasaba en el mundo. El fin de la guerra, la
controversia con los artistas marxistas y el surgimiento del surrealismo con el
que Breton le abrió los parpados a los autores europeos tendiendo los vasos
comunicantes entre realidad y deseo, guerra y sentido onírico, magia e
ilusionismo, sicología y creación.
En este breve espacio es
imposible sintetizar la obra de Buñuel realizada en México. Lo que si extraña
es que no haya dejado escuela, cosa que le molestaba en exceso y que el cine
mexicano se halla empantanado hasta la década de los setentas que sale del
paisaje bucólico, de películas cantadas y canciones realizadas en el cine y se
enfrente a la verdadera realidad que a cuarenta años y algo más sigue siendo la
misma. No así de los nuevos y no tanto directores mexicanos que triunfan en el
extranjero, ante la apatía de los medios de comunicación y la perversión de las
compañías norteamericanas que tienen agarrado al cine nacional de los cojones.
El pasado lunes 29 de julio
se cumplieron 30 años de la muerte del cineasta de Calanda. Nos merece a los
mejicanos y en especial a los que se dedican al cine una reflexión, no sólo
sobre la obra de Buñuel que es enorme, sino replantearnos la forma de ver el
erotismo, la realidad actual, no con los ojos de Buñuel, sino con los ojos de
muchos cineastas mexicanos que han roto las barreras del ruralismo, el sexismo
y la balada siempre poblada de nubes y cantos del cine nacional y han abierto
su lente a otras miradas, como es el caso de: Fernando de Fuentes, Ismael
Rodríguez, Arturo Ripstein, Julio Bracho, Emilio Fernández, Roberto
GavaldónAlexandroJodorowsky y Luis Alcoriza de la vieja guardia y de los nuevos
y no tan nuevos; Alfonso Arau, Alejandro González Iñarritu, María Novaro,
Carlos Bolado, José Buill, Luis Carlos Carrera González, Alfonso Cuarón Orozco,
Armando Casas, Luis Estrada, Luis Mandoki, del Toro y muchos y muchas cineastas
mexicanas que están dando de que hablar en el cine mundial.