Foto de George Steinmetz para National Geographic.
Piedras cuidadosamente elegidas por su color, señalan la solitaria tumba de un pastor que murió hace unos 5 000 a 3 000 años. Como dicen en un comentario en menéame parece un paisaje marciano. Igual que la imagen captada por un Rover mientras exploraba la superficie y la geología de Marte.
Palmeras datileras y juncos alimentados por un acuífero subterráneo jalonan la orilla de Umm al-Maa, una de las doce lagunas de agua salada en el mar de arena de Ubari, recuerdo del antiguo lago Megafezzán.
Una sepultura situada en medio de la nada, en la aislada región libia de Fezzan. Antigua provincia del Imperio otomano, encrucijada entre el Mediterráneo y el África negra.
La lucha entre dos felinos salvajes grabada en la piedra junto al Wadi Matkandush hace 5.000 años, antes de que las lluvias cesaran y el Fezzán se volviera un desierto, podría evocar los poderes que para los cazadores de la región tenían los feroces carnívoros.
Durante siglos ruta comercial de las caravanas que transportaban marfil, ébano, exóticas pieles, oro y piedras preciosas.
Lugar donde se han encontrado los árabes, tuaregs y las tribus sucesoras del mítico pueblo guerrero de los garamantes, cuyo ocaso ya describió el historiador y geógrafo Heródoto unos 400 años antes de Cristo.
En el corazón del Sahara, el agua de lluvia caída hace miles de años se acumula en el cráter volcánico de Waw an-Namus. El viento arrastró la ceniza negra de la última erupción a 20 kilómetros de distancia a través del desierto.Ver en Google maps.