El
sueño (y el negocio) del turismo espacial concebido por el millonario Richard
Branson tendrá que esperar. El trágico accidente hace 2 días de la nave
espacial suborbital SpaceShipTwo, es un duro revés para un proyecto que llevaba
una década trabajándose. La investigación sobre lo ocurrido está en marcha.
¿Cómo funcionaba exactamente esta nave? ¿Qué ha podido pasar?
El
proyecto de Virgin Galactic no era el único en marcha para abrir la era del
turismo espacial en vuelos suborbitales, realizados a algo más de 100
kilómetros de altura, pero sí el más ambicioso tecnológicamente.
Bajo
la visión de Richard Branson, Virgin Galactic había creado la nave
SpaceShipTwo, capaz de lograr velocidades supersónicas de 1,6 Match. Tenía
capacidad para dos pilotos, seis pasajeros, una longitud de 18 metros y
envergadura de 8,3. El sistema de despegue, vuelo y re-entrada que utilizaba era
tan avanzado como complejo.
Para
llegar a la zona alta de la atmósfera, la SpaceShipTwo era transportada primero
anclada a otra nave, la White Knight Two (en la imagen debajo), un avión de
fibra de carbono de casi 43 metros de envergadura fabricado por la compañía
Scaled Composites, a la cual pertenecían los dos pilotos.
Una
vez a una altura de 15.500 metros, la White Knight Two soltaba literalmente en
el aire a la SpaceShipTwo, que iniciaba al instante su motor de cohete híbrido.
Es justo ahí, en el motor de cohete, donde, a juzgar por las imágenes, parece
que puede haberse producido un fallo. El diseño del motor fue uno de los puntos
más complejos y problemáticos del proyecto. Inicialmente lo desarrolló una
subcontrata de Scaled Composites, Sierra Nevada Corporation, pero el pasado
mayo Virgin Galactic decidió llevar adelante por sí misma la finalización del
cohete. Modificó su diseño y pasó de utilizar un combustible basado en
polibutadieno (caucho sintético) a otro basado en poliamida (un tipo de
polímero).
En
pleno vuelo, el motor de cohete híbrido permanece encendido a toda potencia
durante 70 segundos hasta llegar a una velocidad de 4.000 km/h. Es en esa fase
cuando la SpaceShipTwo se eleva hasta los 110 km de altitud, permitiendo
disfrutar a los pasajeros de 5 minutos de ingravidez. La nave contaba con un
sistema de alas que se plegaban al llegar a esa altura, en preparación también
para el descenso. Un vez iniciado, las alas volvían a desplegarse a una altura
de 23 kilómetros para hacer planear al aparato hasta la superficie y aterrizar
en una pista normal y corriente como la utilizada por cualquier avión.
En
la infografía debajo (cortesía de Business Insider) podemos ver todo el proceso
de un vistazo:
Más
de 700 voluntarios se habían apuntado al primer vuelo comercial que tenía
previsto realizarse a comienzos de 2015. No iba a ser barato. Cada billete
costaba 250.000 dólares. En la lista de pasajeros había famosos como los
actores Ashton Kutcher o Leonardo DiCaprio. Ese vuelo ya no se va a producir,
al menos en 2015.
¿Qué
ha ocurrido exactamente? Algunos expertos apuntan ya al motor de cohete y a su
combustible, muy inestable, como una de las posibles causas de una explosión en
pleno vuelo. Habrá que esperar a la investigación. Independientemente de ello,
algo parece seguro: el turismo espacial tardará más de lo que pensábamos en
hacerse realidad.