sábado, 15 de septiembre de 2012

APUNTES DE UN VIEJO LÉPERO. El gran atraco de Acapulco Por Jeremías Marquines









Cuando el PRI recuperó  el municipio de Acapulco en el 2008, tras nueve años de gobiernos del izquierdista Partido de la Revolución Democrática, la gente creyó en la bien estructurada propaganda del candidato priísta Manuel Añorve Baños que prometía Tiempos Mejores para Acapulco y hacer de este devastado destino de playa un Acapulco de 10; en 2012 el PRI perdió otra vez Acapulco, las elecciones las ganó el PRD con un candidato de otro partido, los acapulqueños entendieron, luego de cuatro años de un gobierno de pesadilla, corrupto y cínico, que el PRI nunca cambia, la esencia podrida prevalece.
El comentario viene a cuento porque a unos días de que el fallido y terrorífico gobierno municipal del PRI entregue la alcaldía acapulqueña a Luis Walton, alcalde electo por la alianza PRD, PT y Movimiento Ciudadano, la comuna de Acapulco no tiene dinero ni para pagar a los empleados municipales. Todos los ingresos propios, incluyendo el dinero del cobro del predial fueron robados. Las oficinas fueron saqueadas como pasó en el DIF, las computadoras están inservibles, el parque vehicular destrozado, no hay papel para los oficios y, como me dijo un trabajador, “no hay papelería ni para limpiarse el culo”. De ese tamaño es el saqueó, el robo que hizo a los acapulqueños el ahora ex alcalde Manuel Añorve, y nuevo diputado local, gracias a la fuerza de su partido.
No tiene caso volver a contar la historia de este pillo, quien lo desee puede buscarla en internet. Con sólo poner su nombre se desplegarán cientos de páginas donde se le acusa desde narcopolítico, hasta el más ratero de los rateros. Lo que sí diremos, es que este hombrecillo es un amigo muy querido y respetado de Peña Nieto, y no es de extrañar, son gusanos de la misma guayaba. Por eso, a nadie debe sorprender que, dentro de seis años, los mexicanos, como los acapulqueños que votaron por el regreso del PRI al gobierno de Acapulco en el 2008, reconozcan que se equivocaron ¿y qué?, ¿quién regresa lo robado?.
Decía el premio nobel, Octavio Paz, que los mexicanos somos hijos de la chingada, porque desde La Conquista y La Colonia, somos productos del ultraje, de la violación, del abuso generalizado, pues. Por eso, quizá, los mexicanos parecen seres tan pendejos capaces de aguantar todo sin quejarse, eso se debe, en parte, a la moral de esclavos que la mayoría practica. Hay una incapacidad crónica para la indignación. La exigencia de justicia colectiva la han convertido en algo malo, en algo que debe ser malvisto y hasta condenable. Por eso es normal que a estas alturas nadie esté pidiendo que  Manuel Añorve devuelva lo robado a los acapulqueños, nadie está pidiendo que Manuel Añorve vaya a la cárcel por ratero y por haber dejado a Acapulco en un atraso de 20 años. Por haberle robado el salario a los trabajadores del ayuntamiento en complicidad con su secretario de Finanzas, José Luis Ávila, hoy convertido en regidor del nuevo Cabildo de Acapulco.
Todo lo contrario, desde el gobierno del estado, el gobernador seudo izquierdista, Ángel  Aguirre lo protege. Cómo no debería si es su amigazo del alma, su casi broder, su empleadazo de siempre. Por eso, sin tener qué, y lo peor sin informar de dónde, busca tapar el huecón de más  de mil 500 millones de pesos que dejó de deuda el tal Añorve. Por mientras, ya ordenó (sin dar explicaciones de ninguna clase a la sociedad, pues para qué, si no, no juera gobernador), que le den un préstamo de 20 millones de pesos a la alcaldesa suplente Verónica Escobar para pagar a cinco mil trabajadores del gobierno municipal. Doña Vero es una mujer que, si no fuera por dinero, nadie se explicaría por qué aceptó ser la suplente de Añorve y echarse la bronca del gran atraco a Acapulco. Un atraco del que participaron activamente los medios de comunicación locales, “la prensa”, pues, debido a que allí fueron a parar como mínimo unos 200 millones de pesos del erario público con el único objetivo de solapar la corrupción y difundir la propaganda añorvista. Bien decía Kapuscinski que los cínicos no sirven para este oficio, y “la prensa” de Guerrero es cínica, por eso no es prensa.
Pero más allá de los cinismos de la prensa. Lo reprobable, si es que aún no se dan cuenta, es que el gobernador Aguirre, en lugar de exigir y de promover que se esclarezca por qué el ayuntamiento de Acapulco está en quiebra financiera y se castigue a los responsables, en su lugar apadrina  la corrupción de Añorve, y ampara la impunidad al no promover la aplicación de la justicia, con el mismo entusiasmo con que sí lo hace en contra del ex gobernador sinvergüenza Zeferino Torreblanca Galindo.
De allí para abajo, si el gobernador no exige la aplicación de la ley contra este ex alcalde mañoso, ¿por qué deberían hacerlo los nuevos diputados que dentro de unos días van a formar parte de la LX legislatura el Congreso local y, de la que el mañoso también es parte? “Para qué, si esa no es su branca”, me dijo uno de los llamados legisladores de izquierda del PRD, cuyo nombre me reservo para otra ocasión. Y más abajo están los partidos a los que mucho menos les interesa que Añorve rinda cuentas, y más abajo está el grueso de la sociedad cuya preocupación principal es que no hay dinero, ni trabajo y pasan el tiempo tratando de no ser tocados por la inseguridad y la violencia. ¿Entonces?
Todo indica que el gran atraco de Acapulco será otra raya más de la impunidad. Todo quedará en pura saliva declarativa de Luis Walton, nuevo alcalde. Aquí veremos repetirse la misma farsa que a nivel estatal escenifica el gobernador Aguirre por el caso de corrupción en el gobierno del ex gobernador Zeferino Torreblanca. Un asunto que cada que el gobierno de Ángel Aguirre es cuestionado o presenta frentes de conflicto, sale su alcahuete que tiene de Contralor a anunciar que pronto será enjuiciado el tal Zeferino, sin embargo, nada ocurre, ni ocurrirá jamás.
LA CONTRA
Cuando escucho a los líderes del PRD y los que acaban de lograr cargos de elección popular decir, junto con los gobernadores neopeñistas, que la salida de López Obrador no les va afectar como partido, me dan risa por ambiciosos vulgares y por pendejos.... Muchos saben que lo alcanzado por el PRD en la pasada elección es todo lo que tendrán. El PRD llegará a la próxima elección convertido en una triste entelequia, un cascarón como alguna vez lo fue el PPS, o el PARM (el del gallito), partidos de dirigentes (todos corruptos) pero no de militancia. Me dan risa liderzuelos que dicen que ahora sí van a desempolvar los sombreros y los huaraches y van a guardar en sus inmensas cocheras los Hummer, los BMW, las Lobo, para ir a recorrer los pueblos en busca de la militancia; otros dicen que se quedan para fortalecer desde adentro a su partido, otros piden hacer nuevas campañas de empadronamiento, pero no, no les va afectar dicen... En esta lógica, el gobernador poeta de Guerrero, Ángel Aguirre, acaba de lanzar la propuesta de crear un PRD ligerito, un PRD con la fresca esencia priísta que tanto extraña porque el PRD que fundaron Heberto Castillo, Ifigenia Martínez, Porfirio Muñoz Ledo, Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador le parece muy duro, como muy rancio; mejor un PRD chubidubi, una izquierda moderna, como si eso existiera, un partido chinguenguenchón como él, que se acomode a los nuevos tiempos, que se acomode nada más para que todo fluya.... Ya por último, agradezco a las amigas, amigos y conocidos que estuvieron en la presentación de mi libro Acapulco Golden que se efectúo en el Hotel El Mirador. Gracias inmensas a mi editor y director general de Era Ediciones Marcelo Uribe, a Ernesto Lumbreras, a Iris García, Carlos F. Ortiz, Édgar Pérez,  Antonio Salinas, a Citlali Guerrero que hizo posible todo, al señor Salomón gerente del hotel, a los compañeros de los medios de comunicación que estuvieron presentes como Misael Habana, Libana Nacif, los compañeros del Novedades que cubrieron el evento, Pedro Pardo, Eric Miralrío, Jeús Trigo, Alfonso Juárez, de Reforma, al licenciado López Rosas, al maestro Germán Cerón, al maestro Rogelio Ortega, al senador Sofío Ramírez, al diputado Celestino Cesáreo que me envío sus congratulaciones, al doctor Amílcar García, a Janet Leyva y sus padres estimadísimos, a todos y todas gracias, a los que no fueron, pues también, ahí nos vemos.