lunes, 10 de septiembre de 2012

LA NETA DEL PLANETA Karmelynda Valverde. MIRA PA'LLÁ, MIRA PA'CÁ.... (...QUE AHÍ VIENE EL TORO DE SAN NICOLÁS)




Ayer,  en mi entrañable bello nido, debe haberse realizado el performance de la danza del Toro de Petate, en honor de San Nicolás de sepa Judas qué. La neta es que nunca me ha caído el veinte bien, acerca de cuál San Nico se festeja el 9 de septiembre y qué otro se festeja el 11. Lo que si recuerdo desde chiquitilla es que hubo un cura (y me atrevería a afirmar que fue el actual Monseñor (des) Cortéz) que viendo el despelote que se organizaba el mero día, o seas el 10 de septiembre, dónde la gente por andar con el chincuale de la víspera, la organización de los comelitones y tooodo el dismothermente que significa tan popular danza, no hacían acto de presencia en la misa solemne en honor de San Nico, decidió que el huateque del toro, los vaqueros, las viejas del bote y mequenques que los acompañan se realizara al día siguiente, el 11. Pero como además dichos festejos han estado divididos en que el 9 es el toro de la capilla de la Ermita y el 11 el que la paisanada ometepequense llama ''el mero, mero'' o sease el de la capilla de San Nicolás.

Nada que ver con aquellas danzas con las que crecimos los de mi generación. Independientemente del rito altamente pagano que representa la ''Danza del Toro de Petate'', ésta ha perdido la inocencia. Así lo escribí el año pasado, justo recién desempacadita de gringolandia. Obviamente no falto el aludido que me lanzó mentaditas que no son de menta, pues en esa entrega expuse lo que es hoy en día (y ha venido siendo en los últimos años) una neta del planeta: tan popular festejo se ha prostituído y la tal danza se ha convertido en un mega burdel ambulante, donde se bebe incontrolablemente.

Si, yo se que a muchos de los participantes les cae tanto en tanates como ovarios que me exprese de tal manera..¡pero es neta!. Y asì lo reconocen los miembros de varias familias de honorables ometepequenses, quienes coinciden conmigo al respecto.

Claro, hay que decir que la chafiada comenzó cuando algunos politicoídes (y otros aprendíces de) agarraron esta festividad para promover sus ánsias suspirantes, aprovechando para repartir sombreros, gorras, bulitos de agua, camisetas, y hasta ''barcitos'' en las esquinas, con harta chela bien helodia ''pa' la calor''.

Estos pizpiretos ojitos han visto en el marco de tan etílico festejo, a más de un querreque perder el estilo y terminar beodo y miado en el zócalo, después del tremebundo recorrido de la ''Danza del Toro de Petate''. Pero todo fuera como eso. Lo verdaderamente triste, es que se haya desvirtuado totalmente el significado de la danza en cuestiòn, para convertirlo en, como ya mencioné líneas arriba, en un festín donde el alcohol y el sexo, abundan.

En su mayoría los participantes de la danza, terminan como placa de trailer: ¡Hasta atrás!. Y que decir del resto de la paisanada que los sigue recorriendo desde la capilla hasta la casa de los Mayordomos, bebiendo como cosacos y ya embrutecidos del entendimiento, listos para cometer toda clase de aberraciónes.

Sí, he de reconocer que me he vuelto algo oldfashioned pero en honor a la neta, me quedo con aquellas puestas en escena de las diferentes danzas costachiquenses, que se realizaban en aquellos no tan lejanos (bueno, no tantos je j e je) días de mi chincualuda niñez.

''Arajo el cuajo'' dice una paisana. ''Ese toro de petate es pura arrechería'' afirma la Mata Hari cochoapeña. Y ésta chincualuda palomita, pone cara del santo de la copita (uno que exponen en la Semana Santa en el bello nido de mis infantiles desmanes y cuyo rostro denota infinita tristeza)...y seguiré -como decía la tía Hermila López- con el pico cáido, nomás de evocar lo que era la ''Danza del Toro de Petate''. Pos ya qué!