viernes, 7 de septiembre de 2012

Fernando Vargas, Empresario y Dirigente: Seguridad y Empleo Objetivos Inalcanzables Por Rodrigo Huerta Pegueros*



Los empresarios en este país y particularmente el estado de Guerrero han tenido a lo largo de su existencia, como sector organizado, una presencia relativa en el rubro económico y una incipiente presencia en el ámbito político, lo cual se ha traducido en una especie de fardo que les hace mucho más difícil su accionar para lograr los propósitos principales que le dieron origen en el siglo XX como son: seguridad y empleo.

Cuando se hurga en la historia sobre lo que representan los miembros de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), nos encontramos que esta clase empresarial fue una especie de ente protegido por el gobierno quien prohijó su desarrollo, crecimiento, diversificación y fortalecimiento.

En el siglo XX, los empresarios fueron conducidos y auxiliados por los gobiernos posrevolucionarios quienes provocaron con ello que las desigualdades sociales fueran más evidentes, aunque es preciso decir que también fueron víctimas de la clase política al negarles todo tipo de representación en el nuevo orden político, surgido tras el triunfo de la Revolución Mexicana.
Los empresarios no tenían mayor representación que la que le daba su actividad por lo que se redujo su influencia al ámbito económico para lo cual los gobiernos en turno los consultaban cuando tenían que hacer algunas reformas legales y que impactaba dentro de su ámbito.

Fue en el años de 1929 cuando se crearon las cámaras y confederaciones industriales y de comercio y fue en este mismo año cuando se integra la Coparmex, la cual tiene una insuficiente participación política a través de los partidos políticos representados en el Congreso de la Unión.
Sin embargo sus actividades desplegadas a lo largo y ancho del país lograron atraer la atención oficial medio siglo después cuando los gobernantes en turno y a consecuencia de la crisis de la deuda del año 1982 los catapultaron como actores principales y como únicos beneficiarios del nuevo modelo de desarrollo en la nueva era de la globalización.
Como todos lo recordarán, las recurrentes crisis económicas que ha sufrido el país debilitó a los gobiernos pos revolucionarios al grado tal que por primera vez en la historia nacional, el partido oficial perdió la presidencia de la República en el año 2000 y en su caso los empresarios, pequeños y medianos se rebelaron e ingresaron abiertamente a participar en política activa enarbolando las banderas de los partidos de Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI).
Sin embargo, si bien es cierto que la transformación de la clase pudiente (económicamente hablando) en México se dio en forma abrupta, también lo es que no tuvieron la visión adecuada para ampliar su radio de acción y fomentar la mística empresarial en todas y cada una de las entidades del país y principalmente en ciudades económicamente activas y pujantes como lo fue en su momento el estado de Guerrero y sus ciudades como Acapulco y Zihuatanejo considerados los principales polos de atracción turística internacional de México a mediados del siglo pasado.

Los líderes empresariales concentraron su accionar en entidades masivamente pobladas como fueron y son los estados de México, Distrito Federal, Jalisco y Nuevo León.
Mayor fortaleza lograron las centrales empresariales, entre otros el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios aparecidos en 1962 o el Consejo Coordinador Empresarial surgido en 1975 y por supuesto la Coparmex, tras la transformación del presidencialismo mexicano el cual tuvo su primera recaída en el año de 1997 cuando el partido oficial no logró obtener la mayoría en el Congreso de la Unión, lo cual hizo posible llevar a cabo negociaciones si bien  lentas y difíciles con el poder legislativo pero en el marco de un ambiente de cambio y sobre todo democrático.

Los empresarios mexicanos estuvieron obligados a reorientar sus negociaciones con los poderes para impulsar nuevas políticas públicas en beneficio del país, aunque también es verdad que esta clase de trabajo no se logró repicar en ciudades y entidades de México donde la representación empresarial estuvo sioempre vigente, como es el caso del estado de Guerrero.
No olvidemos que ha sido una tarea ardua de la clase empresarial del país el poner el dedo en el renglón sobre la necesidad de que los legisladores federales lleven a cabo la discusión, el debate y la puesta en escena de nuevas legislaciones que hagan mas productivos los sectores energéticos, laboral y fiscal, temas que pudieron parecer tabú en los últimos tres lustros del siglo próximo pasado y que hoy a 12 años del nuevo siglo XXI, los temas continúan siendo vigentes y de actualidad y están a debate nuevamente.
Pero si el trabajo empresarial en este naciente siglo XXI sigue siendo difícil tras los cambios que ha sufrido el país tanto en lo político, social, económico y cultural, mucho mas difícil es el accionar de los empresarios locales tanto de la Coparmex, como de la Canaco la Canacintra u otros organismos, mismos que han tenido un camino sinuoso y tortuoso frente a políticos de viejo y nuevo cuño que no han logrado trascender el estatus de jerarcas a la de coordinadores de los esfuerzos de la sociedad en su conjunto.
Así lo hemos constatado ante los informes que ha rendido en los últimos años el dirigente de la Coparmex, capítulo Acapulco, Fernando Vargas Lozano, quien con una visión diferente a lo que debe ser un organismo empresarial ha tratado de influir entre sus socios e interlocutores para lograr cumplir con los objetivos de la organización que son: representar, servir, formar, comunicar, unir, defender, proponer y participar.
La energía de este joven emprendedor ha sido en cierto modo bien dirigida al no declinar en su intención de que los empresarios deben tener un campo fértil para que se puedan crear los empleos necesarios y con ello promover el bienestar social, aunque esta empresa les resulte complicada llevarla a cabo por los múltiples factores externos que frenan el desarrollo empresarial, tanto por los engorrosos trámites oficiales como la propia inseguridad laboral y pública que padecemos o las corruptelas en que incurren funcionarios de los diversos niveles de gobierno.
Y si anteriormente los sectores intermedios de la sociedad eran consultados por las autoridades a fin de llevar a cabo reformas legales o emprender obras públicas que representen un avance para la entidad o la ciudad en donde se realicen, hoy día son ignorados con consecuencias negativas para la ciudadanía  ya que con prácticas populistas, los gobernantes continúan en el ejercicio del poder como si en el país nada hubiese cambiado.
Guerrero es quizá una de las entidades del país en donde los gobernantes no han logrado ponerse a la altura de la modernización del país y todavía continúan actuando en base a las caducas prácticas de los caciques regionales y con la idea de que siendo autoridad todo lo pueden lograr sin importar pasar por encima de la voluntad ciudadana.
 Y en este sentido, el ejemplo mas práctico y a la mano que tenemos es el reciente acto realizado por el gobierno estatal al firmar con un grupo de ejidatarios la no construcción del proyecto hidroeléctrico denominado La Parota y que vendría no solo a resolver los problemas de la falta de electricidad en esta región del país sino a abaratar los costes del servicio de agua potable que hoy día es uno de los insumos que encarece la vida en la ciudad y puerto de Acapulco y que si no se atiende a tiempo podría ser uno de los puntos débiles para continuar con un desarrollo y expansión en la actividad turística estatal.
La renuncia de la autoridad a no emprender una obra de vital importancia debió, cuando menos, tener la atención para que en consulta popular los ciudadanos involucrados, afectados o beneficiarios de ese proyecto vertieran su opinión y en base al resultado de dicha consulta proceder en consecuencia. Una vez mas la autoridad impone su criterio y sin previa consulta, frena el beneficio que traerá esta obra.

Los empresarios encabezados por Vargas Lozano hicieron ver el error al gobierno sobre esta errónea decisión tomada y como respuesta lo que se ha obtenido es un monumental silencio que es contrario a la praxis diaria de un gobernante como el que tenemos ahora en funciones.

Nuevamente los empresarios tendrán que empezar a construir los puentes necesarios con los demás poderes a fin de tener una interlocución válida y lograr mediante procedimientos legislativos avanzar en las áreas que han sido desdeñadas o poco atendidas por el gobierno actual quien hoy se dedica mayoritariamente a intervenir en actos políticos partidistas o atender casos urgentes o de bote pronto y no se aplica para dar atención a los procesos productivos y a los emprendedores que requieren el apoyo y la influencia gubernamental para lograr sus propósitos que van emparejados con el interés oficial de ofertar empleo a los ciudadanos y crear un ambiente social y laboral sin confrontaciones y sobre todo aplicar su vigor para que esta parte del país de vocación turística mantenga su posición frente al turismo nacional e internacional creando un ambiente de seguridad pública envidiable, lo cual no es mucho pedir.
Los empresarios en Guerrero deben ser atendidos y otorgarles las facilidades necesarias para que realicen su trabajo que no es otro mas que el crear riqueza. Es el gobierno el encargado de proveer a estos de todo lo necesario para que cumplan con su misión.

Periodista/Analista Político*  observar@gmail.com