La izquierda existe; pero no
en este momento en que el Partido de la Revolución Democrática (PDR), sufrió un
revés; originado éste por haber sido manoseado por inexpertos, gandallas y
falsos redentores de una izquierda enfermiza y antihistórica.
Una izquierda simulada,
manejó al instituto político, como una casa de citas. La prostituyeron en un
juego inefable de grilla, intriga y ausencia de ideología partidista, aunado a
ello de mecanismos propios de la filosofía de la izquierda. Mercachifles y mercenarios,
resultaron.
El PRD, pierde la
presidencia municipal en Atoyac, por un gobierno bufón, mentiroso y farsante.
Se gobernó entre largas promesas cuasi religiosas -nunca faltó en la perorata
el ¡Por Dios!- y un desprecio a la sociedad que ingenuamente le otorgó el voto,
por un “Bello Atoyac”, que resultó todo un bellaco. Un pueblo entre la basura y
ausencia de obra pública. Un pueblo -pues ha perdido la calidad de suburbio,
por la desaparición de las normas propias para designarse ciudad- que pervive
entre el descarado ambulantaje invasor de calle, escuelas sin enseres
educativos y académicos, falta de capacitación a los trabajadores y sociedad en
general, negación de implementos de trabajo a los empleados municipales, desvío
de proyectos y planes para grupos vulnerables. Deudas y promesas a organismos
de apoyo social, como la falta de pago de la ambulancia de la Cruz Roja. Adeudos a empresarios de
diversos giros. Y el desgano de gobernar, de administrar. Catafixeado por otras
aspiraciones personales.
Esos puntos cuasi despóticos
de quien “mal empieza gobernando, mal acaba”, reza el dicho popular. A esto,
habría más que darle: el voto de castigo. Pese a los millones de pesos
invertidos y otro más desviado para otros fines. El candidato del alcalde
pierde, sin apoyo de la sociedad y ante diversas incógnitas de su
comportamiento hacia el interior del PRD.
Luego entonces, los desvíos
de presupuestos, la impunidad con que se manejó el presidente municipal, la
complicidad de sus regidores y sindica. Fue punta de lanza para que el Sol
Azteca, fuera tachado, pero no como voto en las urnas, sino como una forma de
repudiar al alcalde y su “vástago” político. Demostraron ante la ciudadanía,
que no les favorecen las neuronas, para lograr objetivos prácticos y concretos
tanto en la administración gubernamental, como en las lides de la política;
menos en la praxis de la izquierda.
La vieja guardia que fomentó
y prohijó el perredismo en Atoyac, recoge los mendrugos y trata de armar el rompecabezas en el vaivén
una animadversión del respetable, una desconfianza de los simpatizantes del
perredé y un futuro incierto de “hacia donde lo lleven de nuevo, si en sus
mismos brazos, se los arrebataron para darles lo que ahora recogen”.
La situación política y
económica que se avecina sobre México, golpea fuertemente a Guerrero, pues la
inmensa mayoría de los gobernantes municipales, resultaron unos verdaderos cuatreros,
pigmentados por una enfermedad cleptomaníaca. Lo que ha llevado a la miseria a
la sociedad trabajadora que se endeuda cada día, esperanzados en que la Ley,
haga su parte o al menos en oraciones musitando se lo encargan al arquitecto de
los mundos, un castigo celestial.
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